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Autocrítica en Corpus

La Razón
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La autocrítica es, seguramente, el deporte menos frecuentado en Madrid. Y atendiendo al diccionario de la RAE tampoco es tan difícil de entender en su tercera acepción: juicio crítico que se realiza sobre obras o comportamientos propios.
A Ruiz-Gallardón le cayeron en su día de todos los colores por decir delante de sus compañeros de partido en un congreso: «algo habremos hecho mal».
Y lo que hace falta ahora en el seno del Partido Socialista de Madrid es un Gallardón que se atreva a hacer el mismo enunciado: ¿qué ha hecho mal el PSM para no enganchar con la ciudadanía madrileña después de tanto espía y de tanta correa?.
No vale ningunear a los comicios diciendo que han sido sólo unas europeas. No vale enrocarse diciendo que la participación ha sido baja y que no es representativa. No vale echar la culpa al empedrado y a las terminales mediáticas.
Todo eso es trampa. Trampa analgésica para los críticos internos por si se les ocurre sacar la cabeza.
A los políticos se les llena la boca de decir que la mejor encuesta es una urna. Y el pasado domingo tuvimos miles de urnas en Madrid.
Si todos aceptan que en Europa se vota sin pasión habrá que darle a los resultados el valor que tienen: trece puntos de diferencia son trece puntos.
Aquí y en Parla. Bueno: en Parla a veces son más.
El día del Corpus es siempre jueves: el siguiente al octavo domingo después del Domingo de Resurrección.
O si lo prefieren es el primer jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera en el hemisferio norte.
Suena complicado ¿verdad? Pues al lado de entender como Tomás Gómez es capaz de ver buenos resultados en el pasado 7J parece un juego de niños.