Ibiza

Baleares se echa a la calle contra la imposición de la lengua catalana

La Razón
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BALEARES- La movilización orquestada por la Asociación Cívica del Circulo Balear, con su presidente a la cabeza, Jorge Campos, será secundada hoy por formaciones políticas. PP o UPyD, que contará con su portavoz nacional, Rosa Díez, además de entidades empresariales con actividad económica en las Islas. Las ultimas decisiones adoptadas por el Gobierno Balear en su política de normalización lingüística del catalán –la exigencia del idioma a cientos de funcionarios públicos, personal sanitario, o el caso del niño de 11 años de Ibiza, Olav Boned, al que se le prohibió examinar en su lengua materna, a pesar de ser cooficial– han sido el caldo de cultivo para unir a una buena parte de la ciudadanía bajo un mismo lema: «Nuestras lenguas nos unen. Volem llibertat d'elecció». Una libertad de elección que «a día de hoy no existe» señala Jorge Campos a LA RAZÓN. «La avalancha de quejas en el sector educativo se sucede una tras otra», indica Campos, a la espera de conocer si el Tribunal Constitucional atiende las demandas contra el Estatuto Catalán por razones discriminatorias acaecidas en el sistema educativo. «Porque de hecho», prosigue Campos, «la voluntad de los padres a la hora de decidir en que idioma quieren que estudien sus hijos no existe tampoco». Por tanto, muchos no se pueden escolarizar en otros colegios por falta de recursos. Su entidad se ve desbordada incluso por las denuncias anónimas de aquellos padres que no pueden elegir el castellano como lengua de estudio para sus hijos. La inmersión del catalán es la tónica habitual en Baleares. En concreto, datos aportados por el Círculo Balear revela que el 90 por ciento de los colegios públicos de la Isla imparten al cien por cien el catalán, y el castellano queda relegado a un segundo plano junto al inglés. La inmersión lingüística comienza a tener sus consecuencias negativas. Según fuentes consultadas por este periódico, ya hay padres mallorquines que recurren a la ayuda de niños con habla castellana o hispanoamericanos para que pasen el tiempo libre con sus vástagos y puedan practicar así el idioma coartado en las aulas. Además, «ciudadanos extranjeros afincados en Baleares no logran entender las circulares de sus hijos escritas sólo en catalán».