Deportes
Bienvenido Mr COI
Decía Maurice Dekobra, un literato algo rijoso, que a un verdadero deportista, mientras estaba enfrascado en su disciplina, la caída de una hoja o la caída de un imperio le producía la misma impresión. Puede que sea así, y sin embargo, cuánto le importa al mundo la más pequeña gota de sudor de un profesional del deporte. Por eso, imagino, se forma tanto revuelo alrededor de unos Juegos Olímpicos, que no hay nada más en nuestras vidas que nos haga pensar en algo tan lejano como el 2016... Hace unos días estuvimos todos en plan Bienvenido Mister Marshall, mostrando a los señores del COI lo mejor de lo nuestro. Hasta el alcalde se parecía un poco a Pepe Isbert asomado a balconada del ayuntamiento, y por cierto, como alcalde nuestro que es, nos debe una explicación, y esa explicación que nos debe nos la tiene que dar: si no funciona esto, ¿quién va a pagar la cuenta? O, todavía peor: ¿quién paga si al final funciona? Porque Montreal, por ejemplo, se pasó un cuarto de siglo apoquinando el pastón que se gastó con los Juegos. En la película de Berlanga, por seguir con la comparación, fueron los paisanos los que tuvieron que rascarse el bolsillo. Y maldita la gracia si se repite la historia.
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