Fútbol

Bojan arrincona a Ronaldinho

La Razón
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Bojan tomó el relevo de Ronaldinho y no tardó en dejarse ver. El brasileño ya estaba descansado tras sus partidos internacionales, volvió a la convocatoria, pero no al equipo titular. Ahí tenía un puesto el canterano y la primera pelota que tocó fue de oro. Messi llevaba el contraataque, Bojan se abrió a la banda, el balón le fue a él y apenas pensó, porque había visto la incorporación de Iniesta por la otra banda y se la dio de primera. El «8» la tocó suave y muy pegada al poste, según le venía, y el Barcelona ya estaba por delante en un partido en el que le valía casi todo para clasificarse, salvo perder por más de tres goles.

Ronaldinho veía todo eso desde el banquillo. Veía en el campo al equipo del futuro que se está convirtiendo en el del presente, con tres jóvenes en la delantera, Iniesta y Messi, dos realidades, junto al proyecto Bojan. El chico le puso casta cuando empezó a perder de vista al balón, cuando no le llegaba. Lideró la presión que caracterizaba al Barça y que ha perdido desde hace mucho tiempo. Cuando lo tuvo, casi todo lo que hizo fue trascendente. Dio el pase del primer gol y el que terminó en penalti a Messi después de dos regates en medio metro. El penalti no fue tal, pero el árbitro lo pitó y el argentino no falló, con una calma escalofriante. Es difícil definir a Bojan con una sola palabra: goleador, regateador, oportunista... Todas son sí y no al mismo tiempo. Las tiene todas, pero ninguna de ellas le caracteriza. Cuando Messi marcó, Ronaldinho ya no estaba en el banquillo, estaba en la banda calentando. Rijkaard se lo mandó al comienzo del segundo tiempo y el «crack» apareció en el campo los últimos 20 minutos. Gesto serio porque era la tercera vez en más de 200 partidos que empezaba como suplente un choque del Barça. Rijkaard aseguró que no cambiaría su forma de ser, que no se convertiría en un tipo duro, pero la suplencia de «Dinho» es un toque de atención: tiene que volver a ganarse el puesto y si no está en condiciones es prescindible. En el tiempo que le dio ayer no hizo nada. Un pase malo, otro bueno y a la ducha.

El técnico del Barça estuvo más nervioso que nunca. No atraviesa un buen momento. Tras ver Touré la amarilla, protestó al árbitro de forma continuada, incontrolable y muy enfadado. Casi se encaró con él y Farina le enseñó la tarjeta roja y le mandó a la grada. Es su primera expulsión como azulgrana.

El Olympique encajó bien el tempranero gol de Iniesta. Los franceses sí se jugaban mucho y encontraron la portería de Valdés en una jugada tan absurda como típica en Juninho. El brasileño tiene mucho peligro en los lanzamientos de faltas. Esta vez, una que sacó desde cuarenta metros no fue a gol, pero nadie remató, Valdés se despistó y dejó que la pelota entrara. El guardameta se ganó el perdón con dos intervenciones posteriores ante Govou. La tercera gran ocasión del Lyon la salvó Abidal en la línea de gol.

El conjunto galo jugó con más cabeza que en Barcelona, donde había avisado de que saldría a buscar el balón y perdió 3-0. Ayer jugó más a esperar, aunque a la primera le cazara el Barça en una contra. Liderado, esta vez sí, por Juninho, el equipo de Perrin volvió a igualar el choque en otro penalti por derribo de Abidal a Keita. La pena máxima fue en una jugada aislada porque el Lyon estaba hundido tras el tanto de Messi. Incluso con este segundo empate fue el Barcelona el que más apretó, aunque el resultado le satisfacía, y mucho. Con él se aseguró la clasificación y además lo hará como primero de grupo. Por el segundo puesto se pelearán el Olympique y el Rangers en Escocia.