Pamplona

Capitán Casillas

La Razón
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Florentino, Valdano y Pardeza tienen tarea por delante. Han de armarse de paciencia, como Nadal cuando juega en territorio galo. A Rafa, en el país vecino le tienen menos cariño que a la gripe A, no lo ocultan. Quizá por el hecho de ser franceses piensan que no hay vida más allá de Roland Garros. Es su problema, pero el de los citados al principio es muchísimo más complicado. Puede que ni siquiera imaginen el grado de descomposición en que se encuentra el primer equipo de fútbol. Habrán visto, oído y leído que a algunos jugadores les duele la tripita y que, por regatear a algo, driblan a la convocatoria. Con las últimas cinco derrotas, que también son un récord en el nutrido y floreado palmarés madridista, como los triunfos obtenidos fuera o consecutivos, han asomado las miserias. A Casillas le han metido 17 goles en el campo y han intentado marcarle alguno más fuera de los terrenos de juego y por la escuadra. Con el subcampeonato adjudicado, sin posibilidades de mejorar ni de perder la posición, Juande le amarró a la portería. Podían haberle relevado Dudek o Codina. Iker, que es más capitán que el «14» y que además ejerce, o lo procura, hubiese entendido el relevo, e incluso, agradecido. Pudo alegar alguna lesión para no viajar a Pamplona, donde él y el Madrid suelen pasarlas canutas; es más, se lo sugirieron. Casillas despreció la huida y jugó, no como otros. Urge la limpia.