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Carmen de los monos

La Razón
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No me imagino a los reporteros de «¡Hola!» recorriendo kilómetros de jungla para decir, como Stanley ante el Dr. Livingston: «Carmen Bordiú, I suposse..», pero esta semana la audaz nietísima de Franco se nos presenta como heredera de los grandes exploradores del África profunda, hecha una Tarzana entre lianas, posando muy mona entre los monos.Aunque el gorila es una especie tan protegida como el lince que publicitan los obispos, habría que ver el trastorno en su ecosistema que puede producir la compañía de la siempre desequilibrante Carmencita, confiando en su saber estar y tablas para adaptarse al orden de una sociedad tan jerarquizada como la de los simios. Habrá quien diga que, tras su último matrimonio, está familiarizada con sus usos y costumbres, y que de una mujer de su pasta se puede esperar todo, incluso que acabase echándose un plan en la manada. El problema serán las consecuencias psicológicas y el susto que se habrán llevado los buenos primates viendo semejante señora autoinvitándose a su guarida.Vestida de gorilaLa Bordiú no es la doctora Fossey, ni siquiera su intérprete en cine, Sigourney Weber, sin confundirse en la niebla. Nos gustaría verla siendo desvestida por los dedos de un enamorado King-Kong, como Fray Wray o Jessica Lange, pero tampoco. Quizá el reportaje tendría que haberlo hecho Melody tras caerse de Eurovisión cantando aquello de: «Y todos los gorilas, ¡uh, uh, uh!». Tal vez, podríamos plantearnos una evolución de la prensa de sociedad hacia el planeta de los simios. Sólo falta que la dama nos acabe presentando a su nuevo ligue, llamado Kongo, en algún party de alto copete. Yo, sin embargo, prefiero quedarme como ejemplo de estilo aquel «striptease» de Marlene Dietrich vestida de gorila en «Morocco», por muy mona que quede Carmencita en las fotos.