De mentira a mentira

El año 2008 empezó marcado por la mentira del Gobierno, que se obstinó en negar la crisis económica y en insultar gravemente, llamándonos antipatriotas, a los economistas que decíamos la verdad. Pero lo peor vino después. Asegurado el triunfo en las elecciones de marzo, Smiley y sus secuaces multiplicaron las ficciones en una espiral que no va a acabar hasta que la economía se recupere.
Sólo presento aquí cuatro líneas maestras. La primera es que, a pesar de que el amplio intervencionismo es tan patente como responsable, se repite una y otra vez el bulo de que nuestros males derivan de una excesiva libertad. Segunda, los rescates económicos y financieros son presentados como la única alternativa posible, independientemente de lo que puedan costar, lo que desafía cualquier inteligencia. Tercera, se resucita a Keynes, olvidando la «estanflación» de los años 1970, y a Roosevelt, olvidando que sus políticas prolongaron la crisis de 1929 y la transformaron en la Gran Depresión, y se insiste en que el mayor gasto público mágicamente creará riqueza y empleo, como si no los destruyera la mayor presión fiscal imprescindible para sufragarlo. Y cuarta, se asegura que la crisis terminará, y como esto sin duda va a suceder, el Gobierno soltará entonces la última mentira de esta copiosa serie, y jurará que la situación mejora gracias a él, y no a su pesar.