Balón de Oro

Debate entre candidatos

La Razón
La RazónLa Razón

Lunes, 4: ya

 

Ya. Al fin. Apareció. Ya está aquí. No es una entelequia. Es Florentino Pérez, «El Deseado», «El Esperado», «El Retornado», «El Segundas Partes». Los hombres de hoy son Florentino Pérez, «del que todo se espera», pero también Eugenio Martínez Bravo, que es la novedad del «viento fresco, sano, lozano» y que, de presentarse, daría vigor y curiosidad a la confrontación electoral.

 

–Mira, Florentino –me dice un socio– es más de lo mismo: viene otra vez con Valdano, a quien echó; si lo echó porque no le gustaba, o dudaba de él, o no estaba haciendo bien su trabajo, ¿por qué lo recupera? Con Florentino, de nuevo, co- mo se está viendo, retorna otra vez el discutible galactismo. Y no, no es eso. La masa votante del Barça repudió a las «vacas sagradas» y votó insólitamente a Joan Laporta, en teoría, en aquel momento, un peso pluma, un advenedizo comparado con los candidatos a los que derrotó. Ahí está el Barça del «novicio» Laporta. Un Barça de 2-6. El Madrid, en mi opinión, no necesita un presidente de ida y vuelta, sino un presidente sin pasado y con futuro. Regenador. Instaurador.

 

–¿Eugenio Martínez Bravo?

 

–¿Por qué no? Tiene «buena pinta» y no está «intoxicado». Gente joven, nueva y con imaginación. Como Obama. El Real Madrid debe ser un Real Madrid restaurado e innovador en todo: en proyectos, en ideas, en gente. A lo mejor –concluye– estoy desbarrando.

 

Son muchos los madridistas –ésta ha sido mi sorpresa– que no ven tan mesiánica y resucitadora «la segunda parte» de Florentino Pérez, «cuyo retorno –acusa mi interlocutor– lo habéis propiciado principalmente los periodistas. Os lo digo por si algún día tenéis que volver a rasgaros las vestiduras críticamente con la gestión II de Florentino Pérez II.

 

Así está el patio blanco. Chisporreante. Lo que realmente sería formidable democráticamente, si hubiera más de un candidato a la presidencia del Real Madrid, sería un debate «cara a cara» en la televisión. ¿Por qué no? Si fútbol es fútbol, democracia es democracia.

 

Martes, 5: controversia

 

La controversia de estos días es la controversia del entrenador del Real Madrid. ¿Wenger, Mourinho, Ancelotti, Juande? Wenger es el David Niven –aquel actor entre lord y sir de los años de maricastaña– del fút- bol: elegante,comedido y esteta. El Arsenal, sin embargo, a pesar de este gentil David Niven, ha sido fulminado de la «Champions» por ese cañón de Navarón que es Cristiano Ronaldo. A Mourinho parece que le duele el estómago hasta cuando duerme. Ancelotti cree que el mejor ataque es una buena defensa y eso no rima con la exigencia exquisita de la masa social blanca. Queda Juande, que, naturalmente, como es un español de la Mancha de Don Quijote, ¡puaf!

 

¿Con cuál se quedaría?

 

–Con el español de la Mancha. Pienso sinceramente que no es mejor ni peor que nadie y que podría ser tan bueno como el mejor si, como se jalea, Florentino, en plan Creso, compra a Villa, Silva, Cristiano, Kaká, Forlán (¿por qué no?) y Messi (¿por qué no?).

 

Jueves, 6: árbitros

 

Los cursis dicen: «Yo no soy resultadista». ¿Qué es, pues, el fútbol? ¿Un minué?

 

Jesús Gil y Gil, ego fragoso y macho hablando (de cursi no tenía ni una célula madre: no envolvía en seda sus descarnadas y cínicas opiniones), dijo una vez: «Sólo hay una clase de árbitros: los que no joden al Atlético de Madrid y los que joden a los adversarios del Atlético. Los otros son todos malos». ¡Con un par, que los tenía para dar y regalar! Comprendo el berrinche satánico del Chelsea (lógico, justo) y comprendo el gozo celestial del Barça (ilógico, injusto). Pe- ro una vez más hay que recordar la irrebatible máxima de «Séneca» Boskov de que «fútbol es fútbol» y que el fútbol es un juego lógico e ilógico, justo e injusto, y, obviamente, un resultado.