Crisis económica

Del brote al sarpullido

La Razón
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Los brotes verdes de la campaña electoral se han tornado en sarpullidos tras el anuncio de la subida de impuestos del tabaco y, sobre todo, de la gasolina. El horizonte de mejora en nuestra economía se aleja al mismo ritmo que la nueva cita con las urnas y la vicepresidenta Salgado ha vuelto a guardar en el baúl de los recuerdos su optimismo impostado y, sin que sirva de precedente, nos ha dicho a los españoles la verdad. Los gobiernos socialistas, la estadística lo demuestra, sólo saben navegar con el viento a favor y tras cuatro años de inercia ZP, el Gran Timonel del espacio exterior, muestra a las claras su incapacidad para enderezar el rumbo errático de la economía española. Paro y más impuestos. No hay más receta y quien se atreva a decir lo contrario que se atenga a las consecuencias. Al gobernador del Banco de España ya le han puesto el bozal hace tiempo y no ha vuelto a decir ni mu sobre la necesidad de introducir reformas serias y profundas en el mercado laboral. El repertorio de las grandes y huecas frases se va acabando y los electores han empezado a dejar de «tragarse» los camelos con la facilidad que lo hacían hasta hace muy poco tiempo. El análisis que el pasado domingo realizaba LA RAZÓN sobre el resultado de las europeas por regiones no podía ser más revelador. Algunos feudos socialistas empiezan a mostrar grietas serias que son difíciles de disimular a pesar de la propaganda. Los tristemente célebres «hilillos de plastilina» que se escapaban del «Prestige», en frase nada afortunada aunque acertada del entonces vicepresidente Rajoy, son hoy en el casco de ese barco un tanto a la deriva llamado PSOE, vías de agua en toda regla. Si la derecha, tan cainita, tan aficionada a cuestionar hasta sus triunfos, es capaz de insuflar en la sociedad española un mínimo, no ya de ilusión, sino de confianza en el futuro, podemos estar asistiendo al final de un ciclo. De momento nos quedamos con la subida de impuestos y el retraso de los brotes verdes para el 2011. Y con más impuestos subirán los precios y el inestable equilibrio entre éstos y los salarios puede saltar por los aires a la vuelta del verano.