La Habana
EE UU desvía un vuelo de Air France por un periodista de izquierdas
parís- El suceso suscita tanta perplejidad como preocupación. El hecho de que un país como Estados Unidos se permita desviar un vuelo francés con destino a México, impidiendo el sobrevuelo de su territorio, porque a bordo viaja un periodista de dudosa filiación política, abre muchos interrogantes. No sólo sobre la legalidad de la operación sino también sobre lo lejos que puede llegar la aplicación del principio de precaución en materia de seguridad. Es lo que sucedió el pasado 18 de abril y, diez días después, muchas preguntas siguen sin respuesta.El Boeing 747 de la compañía gala Air France cubría la ruta París-México y sólo cinco horas antes de su aterrizaje se vio obligado a cambiar de itinerario ante la prohibición de la TSA, la autoridad de seguridad aérea norteamericana, de penetrar en cielo estadounidense. Entre sus pasajeros se encontraba una persona incluida en la «No Fly List», una lista negra elaborada tras los atentados del Once de Septiembre de Nueva York y Washington con cerca de 50.000 nombres de personas «non gratas». Los criterios utilizados son tan oscuros y opacos como la propia lista.Es el caso del periodista franco-colombiano Hernando Calvo Ospina, colaborador de «Le Monde Diplomatique» cuyas relaciones con el régimen cubano, sus entrevistas con miembros de las FARC de Colombia y sus posturas críticas con la política de EE UU en América Latina le habrían valido engrosar dicho listado. Su embarque en París se produjo sin problemas. Algo lógico, puesto que al no tratarse de un vuelo con destino a Estados Unidos la aerolínea no tiene obligación de comunicar los datos del pasaje. Y, hasta la fecha, el periodista y escritor ni tiene antecedentes ni figura en ninguna lista oficial de terroristas. ¿Cómo se hicieron con los nombres de los viajeros? Sigue siendo una incógnita que denota lo lejos que pueden llegar los tentáculos de la primera potencia mundial en su cruzada por preservar «la seguridad nacional». Una intervención dudosa que constituye según el editor del periodista «un grave atentado contra la libertad de circulación de las personas y contra la libertad de expresión». En un comunicado, Francis Combes, director de «Le temps de cerises», la editorial en la que publica el escritor franco-colombiano, subraya «el grado de paranoia» al que conduce la guerra contra el terrorismo iniciada con la Administración de George Bush.Incluso los responsables de Air France, que esperan una explicación motivada por parte de la agencia americana de seguridad aérea, no descartan utilizar «todos los recursos posibles para obtener una indemnización». Según la aerolínea, la TSA acostumbra a señalar, cuando el vuelo se dirige a su territorio, los sospechosos antes del despegue. Lo que explica la extrañeza y el asombro del piloto y el resto de la tripulación cuando se les denegó el sobrevuelo sólo unas horas antes de llegar a su destino obligándoles a desviarse a la Isla de Martinica, donde tuvieron que realizar una escala de varias horas para repostar. Air France se considera, además, víctima de una decisión arbitraria que le ha salido muy cara en términos financieros por el coste suplementario de combustible, las tasas y las indemnizaciones a los pasajeros.Pese al amargo trance, en el que Hernando Calvo descubrió que forma parte de los 50.000 indeseables según EE UU, el periodista, que fue, a su vez, interrogado por las autoridades mexicanas, pudo finalmente llegar a Nicaragua, adonde viajaba por motivos profesionales para realizar un reportaje para el diario francés.
Perfil de un terrorista según WashingtonHernando Calvo Ospina, de 48 años, nacido en Colombia y residente en Francia, es colaborador habitual del semanario francés «Le Monde Diplomatique». Autor de numerosos libros de tématica propagandista, está alineado inequívocamente con las posiciones de la izquierda iberoamericana más tradicional, es decir, claramente antinorteamericanas. Muy crítico con el actual Gobierno de Colombia, presidido por Álvaro Uribe, al que responsabiliza de todos los males, con acusaciones nada veladas a supuestas responsabilidades en el narcotráfico, mantiene buenas relaciones con el régimen cubano. En varias ocasiones ha viajado a La Habana para participar en congresos organizados por el castrismo.
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