Buenos Aires
El artífice de la nueva Colombia
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, llega a España para ofrecer una imagen de seriedad y hablar de los avances logrados en materia de seguridad. Su país ha cambiado mucho durante su mandato, gracias a la firmeza y la mano dura frente al narcoterrorismo y a la presencia de las FARC. Un camino de espinas que podría alargarse si finalmente vuelve a optar a una segunda reelección, ya que cuenta con el respaldo popular. Uribe es un hombre de campo, disciplinado y austero. Heredó 25 fincas con grandes deudas que le dejó su padre cuando fue asesinado por las FARC en 1983. Esta imagen de hombre valiente -ha soportado varios atentados- sencillamente lo han catapultado hacia lo más alto. Licenciado en Derecho, ha estado dedicado siempre al sector público revelándose como un verdadero animal político. Ha desempeñado diferentes cargos en las Empresas Públicas de Medellín, en el Ministerio del Trabajo y en la Aeronáutica Civil, sirviendo como alcalde de la ciudad de Medellín, ejerciendo de senador y, más tarde, de gobernador de Antioquía, hasta que finalmente fue elegido presidente de la República de Colombia en 2002 y más tarde reelegido. Las FARC, acorraladas En sus siete años en la presidencia, Álvaro Uribe se ha ganado la fama de ser un líder con «los pantalones bien puestos», seguro en sus convicciones y ágil en sus reacciones. Su mandato presidencial se ha caracterizado por la lucha frontal contra los grupos irregulares en Colombia y el narcotráfico, bajo un programa de Gobierno denominado política de seguridad democrática, que es amparado en parte por el Plan Colombia y ha sido criticado por sectores de la oposición y disidentes. Bajo esta campaña ha conseguido mermar las fuerzas de las FARC, acabando con buena parte de los líderes guerrilleros y propiciando deserciones masivas, del grupo armado creado en 1964. El Gobierno de Uribe también llevó a cabo una controvertida desmovilización de grupos paramilitares activos dentro de las Autodefensas Unidas de Colombia, que incluyeron la Ley de Justicia y Paz, para reducir los espacios de acción de las guerrillas como el ELN. En el plan económico Uribe ha buscado la firma de distintos tratados de libre comercio con otros países, principalmente con Estados Unidos, fomentando sobre todo la economía de mercado y una fuerte alianza estratégica con Washington. Uribe está pendiente de cada detalle de su Gobierno y de su gabinete de ministros. Quienes lo conocen dicen que es un hombre obsesivo que controla el desempeño de todos sus colaboradores. Él mismo lo acepta: «Soy consciente de que hay que tener total control de buen capitán de barco para enfrentar situaciones difíciles», le dijo a la revista «Semana» durante su primera campaña presidencial. Relaciones bilaterales En el terreno internacional ha mantenido relaciones de altibajos con los gobiernos del venezolano Hugo Chávez, el ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega. De esta manera, Álvaro Uribe se presenta como un elemento de contención frente a la nueva ola de presidentes populistas que emergen en la región. Sus políticas de derechas de indudable éxito contrarrestan a la izquierda más radical de los vecinos del sur.
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