Murcia

El Betis hunde al Murcia

La Razón
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SEVILLA- Goleada para la esperanza y la desilusión, la primera bética y la segunda murciana, en el duelo directo por la salvación en el Ruiz de Lopera. Un partido que si bien no es resolutivo en positivo –los locales se quedan aún a tres puntos del precipicio–, si parece serlo para mal. Toda vez que después del 4-0 encajado el cuadro de Alcaraz se une ya al Levante en la dudosa candidatura al descenso a Segunda División.

La primera mitad, y por extensión la segunda, fueron las más cómodas que se recuerdan en La Palmera, ya que la fragilidad «pimentonera» otorgó la autoestima necesaria a un Betis que, sin hacer nada del otro mundo, fue dueño y señor de la contienda. Les bastó a los de Chaparro administrar el esférico con orden y criterio para imponerse, pues incluso el primer gol lo firmó Arzo en propia meta. Cierto es que Pavone estaba atento para remachar, pero fue el defensa quien introdujo el balón en las mallas de Notario.

El 1-0 hizo buena, y sobre todo efectiva, la teoría de la paciencia promulgada por los heliopolitanos durante la semana. Con la inestimable ayuda de un contrincante entregado que corrió, y mucho, pero siempre detrás de la pelota manejada por los anfitriones. La superioridad verdiblanca, por ende, fue patente e incluso aplastante, repercutiendo en un caudal ofensivo inédito hasta el momento en el Ruiz de Lopera. La fluidez atacante dejó un ramillete de oportunidades que bien pudo quedar plasmado en un marcador de escándalo al término de los primeros 45 minutos. Pero estos concluyeron con un 2-0 en apariencia definitivo –el Murcia había bajado los brazos mucho tiempo antes– marca de la casa. Esto es: centro largo desde la izquierda, es este caso de un Mark González que vuelve a reencontrarse consigo mismo, y testarazo inapelable en el segundo palo del omnipresente Edu, que ya lleva diez esta Liga.

La inercia del partido, y sobre todo la nula actitud de los murcianos, hacía presagiar que la fiesta tendría su prolongación en la segunda mitad. Y así fue, pues la avalancha bética no mermó en un arranque frenético que pronto halló de nuevo recompensa en otra combinación directa. Balón colgado de Edu desde la banda derecha, cabezazo en el segundo palo de Mark González para cambiarlo al primero y Pavone, en semifallo, remacha a las mallas. Nueve minutos bastaron para sellar, al menos de manera formal, una tranquilidad que quedó refrendada a falta de un cuarto de hora desde los once metros por el recién ingresado Rafael Sobis.