Crítica de cine
El eco de Dostoievski
Dirección y guión: Gus Van Sant, según la novela de Blake Nelson. Intérpretes: Gabe Nevins, Daniel Liu, Jake Miller y Taylor Momsen. USA/Francia, 2007. Duración: 85 minutos. Drama. Gus Van Sant sabe filmar el tiempo: el tiempo horizontal, desértico de «Gerry»; el tiempo circular o en laberinto de «Elephant»; el tiempo fantasmal de «Last Days», y ahora el tiempo como un punto, una imagen de pasado y una de futuro que convergen en aquel que las piensa. «Paranoid Park» es el relato de un instante, como si un instante pudiera relatarse. Es el instante en que alguien, quien piensa o imagina, escribe un diario sin saber escribir: un diario que es, también, algo parecido a una confesión. Si Alex no creyera que ha matado, aunque sólo fuera por accidente, «Paranoid Park» no existiría, porque el parque del título, a la vez peligroso y edénico, no es más que el espacio de su mente atosigada por la culpa. Van Sant añade a Dostoievski a su lista de grandes hombres a quien idolatrar, pero lo filtra a través de su mirada transparente, apoyado en la límpida fotografía de Christopher Doyle –súbitamente rota por los fragmentos en súper 8 que documentan a los skaters, o los sueñan– y en un atrevidísimo, hermoso diseño de sonido que remezcla el Nino Rota de «Giulietta de los espíritus» y «Amarcord» con piezas de música concreta y Beethoven para que nos sumerjamos en la cabeza de Alex, un magma con vida propia. Es el magma de la adolescencia, que es aquella edad en la que los sueños se confunden con la vigilia, se duda y se miente, pierdes la virginidad para contárselo a tus amigos, y la muerte aparece como si no fuera contigo. El filme completa el singular cuarteto de Alejandría de Van Sant sugiriendo que, en realidad, la juventud es, a la vez, divino tesoro y grado cero del infierno de la edad adulta, un agujero negro envuelto en algodones que lo devora todo.Lo mejor: Lo peor: .Sergi Sánchez
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