Relación España/Venezuela
El Gobierno del conejo
Se acabó por fin. Esta ha sido la legislatura más mala, cainita, bronca e improductiva que se recuerda. Y con ella se despide también el peor Gobierno del último cuarto de siglo. Nunca hubo tanto sectarismo, tantas decisiones tomadas sin acuerdos globales, tanta irresponsabilidad y tanto error. Han fracasado en casi todo. En política territorial, zero zapatero. En la lucha contra Eta, suspenso. En política exterior, ridículo. En Sanidad, no hay Sanidad, sólo publicidad. Igual que en lo demás. En Medio Ambiente, más sectarismo, una irresponsable amputación del Plan Hidrológico Nacional y buenas palabras en materia de emisiones y cambio climático. Más publicidad. Y lo que parecía la salvación, la economía, también se viene abajo al final del camino: inflación disparada, confianza perdida, la construcción parada, el desempleo otra vez hacia arriba. Aunque aún no llegamos a las espeluznantes cotas de González. Aquello si que era paro.
Ahora se habla mucho de González y de su vuelta al ruedo europeo, y es habitual compararle con el actual inquilino de la Moncloa. Hombre, González no hizo un portento de gestión. Fracasó claramente en economía, fue incapaz de evitar la corrupción dentro de sus gabinetes, y le reventó el Gal entre las manos. En lo demás, no lo hizo tan mal. Internacionalmente era una personalidad, actuó con coherencia en política antiterrorista, jamás tuvo veleidades republicanas, fue exquisito en el trato con la Corona y no cometió el error de querer rescribir la historia, de resucitar las dos españas. González pactó con los nacionalistas pero ni se le pasó por la cabeza hacer un estatuto de autonomía como el catalán, y siempre huyó de las alianzas con la izquierda extremista e infantil que representan hoy ERC y Llamazares.
González nos gustaría más o menos, pero tenía madera de líder. Zapatero tiene tablas de grumete, de delantero de segunda-bé, esa categoría en la que tanto le gusta jugar con naciones que nunca aspiran a primera. González falló en tres cosas, pero tuvo altura en lo demás, y por eso gobernó tantos años seguidos. Aznar se equivocó con la guerra de Irak, pero el gran salto económico de la España moderna se produjo con Aznar. De eso nos acordamos todos. ¿Qué recordamos de Zapatero? Improvisación, bandazos, sectarismo, infantilismo, tercermundismo y ni una sola gestión brillante. Ha fracasado en todo cuanto ha emprendido. Y acaba la legislatura con más sectarismo. Amenazando con implantar el aborto libre para evitar que sean condenados los que se dedican a practicar abortos con hasta ocho meses de gestación. Con una ministra públicamente reprobada por borde e ineficaz. Con unos presupuestos vendidos al peso a los nacionalistas.
Lo de las propinas y el conejo son anécdotas, pero definen claramente a este Ejecutivo. Para combatir la inflación no presentan un plan serio. Lo único que dicen es que hay inflación porque los españoles dejamos demasiadas propinas. Y que como el cordero está caro, hay que consumir conejo. ¿Y por qué no caracoles o ancas de rana?
En fin, que con este gobierno no hace falta oposición. Ellos solitos se hacen la campaña de desprestigio. Tan anodino ha sido, que no se me ocurre mejor definición que la de «el gobierno del conejo». Pasarán a la historia porque quisieron acabar con las propinas e implantar el consumo masivo de conejo por Navidad. Una proeza.
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