Génova

El guapo

La Razón
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De la Audiencia Nacional y sus alrededores, el más guapo es el juez Santiago Pedraz. Una reputada letrada me lo definió con pasión. «Es monísimo». A quien escribe, que no le gustan los hombres y tarda en exceso en apreciar sus bellezas físicas, no le importa reconocer que Pedraz es, efectivamente, muy guapo. No he oído su voz, pero de tenerla barítona, el hombre puede hacer estragos no sólo en la Audiencia Nacional, sino en las calles adyacentes, las del marqués de la Ensenada, el general Castaños, Orellana y la Plaza de París. Por ahí está también la de Génova, con sus peculiaridades políticas. Pues aun así, también en Génova es Santiago Pedraz el más guapo y distinguido, que le saca varias cabezas de ventaja a Baltasar Garzón, que en verano pierde muchos enteros sin sus chaquetones. Belleza aparte, el juez Pedraz es un chollo para el mundo batasuno. Les autoriza todos los actos de homenaje a terroristas etarras, vivos o muertos. Es Pedraz un hombre de gran originalidad interpretativa, y lo mismo dice que insultar y vejar a la figura del Rey carece de importancia como asegura que homenajear a los asesinos etarras es un derecho de reunión de los convocantes. En las hemerotecas se pueden consultar y confirmar las numerosas interpretaciones permisivas con las que el juez Pedraz ha distinguido a los batasunos. Por desgracia, los hombres guapos también se equivocan. El juez Pedraz proviene de Bilbao, que es plaza complicada. Excesivas tensiones, intuyo. En Bilbao, al menos cuando gobernaba el PNV, no tratan con cortesía a los intérpretes de las leyes cuando los perjudicados de la interpretación pertenecen al mundo nacionalista, ya sea el burgués y beatorro de «Sabin Enea» o el sangriento y brutal de los «gudaris» encapuchados. Para recibir la simpatía del PNV hay que ser un juez del sistema, y no es mi intención señalar a Pedraz como inmerso en el mismo, pero no cabe duda de que aún no se le han secado las hombreras de los últimos «shirimiris».Este tipo de actos, con el permiso del juez Pedraz, son meros y clamorosos homenajes a criminales. Se vitorea y aplaude a los terroristas. Se exhiben pancartas de apoyo a los asesinos. Se insulta y se humilla a las víctimas y por lo normal, terminan quemándose Banderas de España. Desde mi ignorancia presiento que ese tipo de acciones no pueden estar integradas en los derechos de reunión de los convocantes, pero tampoco me atrevo a asegurarlo, entre otros motivos porque me duele una barbaridad una muela, y con dolor de muelas se pueden escribir bastantes tonterías. Y lo mismo les puede suceder a los jueces, sean guapos o feos. Que un dolor de muelas les impida ver las cosas con claridad, y les salgan esos churros tan difíciles de comprender por una ciudadanía que no sabe interpretar las leyes, pero sí distinguir entre el bien y el mal, entre los asesinos y las víctimas, entre el Estado de Derecho y el horror establecido. La excelencia en los conocimientos jurídicos y los dolores de muelas juegan muy malas pasadas. De modo que recomiendo al juez Pedraz, el más guapo de Madrid, que haga lo que yo. Visitar inmediatamente al dentista y dejarse de vainas. O al oftalmólogo, que tampoco es manco, porque este hombre no ve iguales las cosas que la mayoría de los viandantes.