Sevilla

El Juli Perera y El Cid se ven las caras

Esta tarde se celebra el segundo cartel de relumbrón del ciclo

El Juli, Perera y El Cid se ven las caras
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Julián López «El Juli» cruzará, por primera vez en lo que va de feria, el ruedo de Las Ventas. Es uno de los paseíllos más esperados de este ciclo. El diestro comparte cartel con dos de los triunfadores del pasado San Isidro: Miguel Ángel Perera, que pasa por un gran momento, y Manuel Jesús «El Cid», diestro estrella de la Monumental de Las Ventas.El Juli, torero madrileño, se presenta después de haber cosechado un gran éxito en Sevilla. Todo fueron buenas críticas aquel 24 de abril, aunque la temida espada le robó de un plumazo sus esperanzas de abrir la Puerta del Príncipe. El torero, joven y veterano, tiene claras y asumidas sus preferencias: «Prefiero que el público me reconozca una labor, aun sin conseguir trofeos, que cortar dos orejas, pero que no haya quedado la rotundidad de haber sacado todo lo que llevo dentro».El público de Madrid es, precisamente, uno de los más críticos con el torero, aunque en un acto de comprensión, comenta: «Su exigencia es evidente porque es una de las plazas más difíciles para triunfar pero, a la vez, cuando un torero está como tiene que estar, y los toros ayudan, los triunfos son muy logrados y tienen mucha consistencia. Es un público duro, pero cuando salen las cosas como uno quiere también es muy agradecido».Miguel Ángel Perera llega a este festejo en uno de sus mejores momentos. A pesar de la grave cornada que sufrió el Domingo de Resurrección en Málaga, el diestro ha acumulado grandes triunfos en el inicio de temporada. Cuatro orejas y un rabo se llevó en la última de Castellón. A «El Cid» no se le pusieron bien las cosas durante la feria sevillana; ninguna de sus tardes, y fueron tres, pudo cortar oreja. Sin embargo, parece que su suerte cambia por momentos; el pasado sábado salió a hombros en Jerez después de lidiar un gran toro de Núñez del Cuvillo. Grandes esperanzas hay puestas en esa ganadería, que será la que hoy salte al albero para intentar redondear, por fin, una tarde de triunfo.