Barcelona

El ministro del paro Corbacho

La Razón
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Cuentan los fantasmas del Ministerio de Trabajo que, cada noche, retumban más que el arrastre de sus cadenas los lamentos del ministro Celestino Corbacho. Dicen que, como alma en pena, se pregunta por cada rincón por qué aceptó la invitación de Zapatero a dejar la poltrona de la Diputación de Barcelona –¿realmente quiso recompensar mi valía o convertirme en lo peor, en el ministro del paro? La gran cuestión es si sus desvaríos son consecuencia de la sumisión a la política de la mentira o de su incapacidad. Su carrera ministerial da ya para todo un Tratado del despropósito. Son famosas sus perlas en «El Periódico» –agosto de 2008–: «gestionar el paro da mucho trabajo» (hasta Perogrullo lo proclamaría con pudor) o «nunca encontrarán en mí un aliado para los despidos», cuando es el ministro que más ERE y despidos está aceptando, algunos sospechosos. No queda ahí su triste magisterio. En junio de 2008, elevó hasta el 11 por ciento, como máximo, la previsión de paro para 2009, cifra que mantuvo durante meses. En noviembre, su vaticinio aceptó el 12,5 por ciento. No todo iban a ser malas noticias. En ese tiempo anunció «a partir de 2009 la economía se reactivará, con lo que la ocupación subirá». Lo hemos comprobado en nuestras carnes. Sucede que estamos en casi el 18 por ciento y con el horizonte de los cinco millones. Quizás no mienta, quizás se equivoque. Eso sí, una vez pasadas las europeas, aseguró que España «no llegará de ninguna de las maneras a las previsiones de paro que le adjudica la Comisión Europea, el 18,7 para 2010. Hasta el secretario general de CCOO tuvo que enmendarle la plana públicamente «no puede descartarse que los desempleados superen los cuatro millones en 2009, tasa del 16 por ciento». ¿Dónde está, señor ministro, aquel tope de los tres millones? O error o engaño. Cualquiera de los dos son suficientes para marcharse. Siempre le quedará Hospitalet para las municipales de 2011. Aunque con este nuevo currículo, quizás le canten «quien fue a Sevilla...». Un drama.