Colombia
«En Colombia hemos aprendido de la reacción cívica de España contra ETA»
El periodista colombiano desvela los entresijos de la liberación de Betancourt
MADRID-Veinte días antes del día D, tres mayores del Ejército colombiano, un capitán, un teniente y un sargento se encerraron cinco días en una oficina secreta, sin móviles, para analizar hasta el último detalle de la «Operación Jaque», la espectacular intervención militar para rescatar a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y otros catorce rehenes de las FARC. Repasaron vídeos de liberaciones anteriores, ataron los últimos cabos y buscaron la inspiración de todas las formas posibles. Hubo quien optó por ver la película «Ocean's Eleven» para contagiarse del arte del engaño. Ahora, todos sus secretos y, sobre todo, su heroicidad, los desvela el periodista y escritor colombiano Juan Carlos Torres en «Operación Jaque» (Planeta), un libro que relata, con un pie en la crónica periodística y otro en el cine de suspense, hasta el último detalle de la liberación de Betancourt.– Ha titulado su libro «Operación Jaque: la verdadera historia». ¿Hasta ahora se ha contado una falsa versión de lo que ocurrió aquel 2 de julio de 2008?– El relato es el resultado de una treintena de entrevistas a todos los que vivieron en carne propia la operación. Además, al día siguiente de la intervención comenzaron a extenderse una serie de fábulas increíbles sobre si el plan fue obra de servicios secretos israelíes, los marines o la inteligencia británica. Y no, la operación fue 100% colombiana, hecha a base de coraje e ingenio.– Tuvo que escribir el libro a contra reloj.– Efectivamente, la liberación se produjo en julio y el libro estuvo terminado en diciembre. Fue como una labor de relojero para encajar todas las piezas que me llevó muchos desvelos.– ¿Esperaba encontrarse con un relato tan «cinematográfico»?– Superó mis expectativas. Me di cuenta cómo sus protagonistas eran héroes sin aspavientos.– ¿Qué pasó por la cabeza de esos militares justo antes de lanzarse a la operación?– Pasaron muchos nervios. Unos se tranquilizaban rezando y otros recurrían al humor negro. «Cómete ese sancocho [plato tradicional colombiano] porque mañana te comerás las lentejas que te pongan las FARC», se decían unos a otros. Media hora antes de bajar del helicóptero, estuvieron a punto de abortar la operación, hasta que el general Dávila exclamó: «¡Hijueputas, bajemos!». Ésa es la valentía que quiero transmitir.– ¿Realmente llegó a estar tan mal Betancourt como se dijo?– Sí, tremendamente mal, con una gran depresión. Salió adelante gracias al apoyo de otro de los rehenes, William Pérez, que fue quien primero la salvó, antes que los militares. Continuamente le decía: «No se olvide que suicidarse es un pecado mortal».– Las FARC están más débiles que nunca. ¿Sueña con su final?– No pongo plazos, pero están en una declinación irreversible.– ¿La mediación de Hugo Chávez sumó o restó?– Restó. Tuvo una influencia negativa, porque se demostró que era benevolente con las FARC.– ¿Qué apoyos le quedan a las FARC en Colombia?– Ninguno. Las encuestas dicen que menos de un uno por ciento. Apenas cuatro locos.– ¿Qué eco tienen los atentados de ETA? Imagino que serán más sensibles que otros países...– Sin duda. Los entendemos mejor, y de hecho admiramos su reacción cívica ante cada atentado. Hemos aprendido de ustedes a rebelarnos y a salir a la calle por los secuestrados y las víctimas.
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