Elecciones generales

En el nombre del padre

La Razón
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Es verdad. La jerarquía eclesiástica debe responder ante los fieles mientras los gobiernos lo hacen ante todos los ciudadanos, creyentes o no. La afirmación, en boca de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, adquiere categoría de perogrullada. La nota de los obispos españoles es un texto pastoral con el que puede estarse de acuerdo o no, pero no es un manifiesto político como nos quieren hacer ver desde la izquierda radical que tiene en el actual gobierno y sus socios a la «flor y nata» de sus exponentes. Si a alguien debe preocupar las presuntas consecuencias electorales no es precisamente al Partido Socialista y a sus «comparsas» de la fenecida legislatura.La nota de la Conferencia Episcopal Española se ha convertido en un arma más de la propaganda gubernamental que sabe, y así lo indican todas las encuestas con el barómetro semanal de Antena 3 y Onda Cero a la cabeza, que mientras el electorado del Partido Popular está absolutamente motivado y movilizado, el suyo, en la zona más templada, puede quedarse en casa el 9 de marzo por el desencanto y la frustración acumulados en estos cuatro años. El «ruido de sables» y el «frufrú» de las sotanas son viejos conocidos de los españoles desde el inicio de la Transición. El primero ya no se lo «traga» nadie pero el segundo, en las hábiles manos de los «marketinianos» gubernamentales puede convertirse en uno de los muchos obstáculos y «trampas» que Mariano Rajoy lleva sorteando desde hace meses.

La Iglesia habla, o debería hablar, en el nombre del Padre. No estamos ante un conflicto político, sino moral. Y la moral pertenece al individuo. ¿A qué vienen entonces esos ataques, alguno de ellos con ribetes histriónicos? Al miedo al veredicto de las urnas. Porque mientras el voto popular está consolidado, el socialista fluctúa y el tiempo se acaba, como en el fútbol, con una presunta victoria por la mínima, de momento.