Música

Londres

En el país de nunca jamás

Antes de los escándalos ya era una gran estrella, primero como niño prodigio con los Jackson 5 y luego en solitario

En el país de nunca jamás
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Con los años llegarían los escándalos, las acusaciones de pedofilia, las infinitas operaciones, los cambios de imagen, la estampa de un Michael Jackson escondido tras una mascarilla, la boda con Lisa Marie Presley, su paso por los juzgados y también el anuncio de una serie de conciertos en Londres que ya nunca tendrán lugar. Pero antes de todo eso, cuando mandaban la ingenuidad y la música, fue una estrella como pocas, primero en los Jackson 5 y luego en solitario. Comenzó con sus hermanos Tito, Jackie, Jermaine y Marlon, y con apenas cinco años se convirtió en el vocalista de la banda. El suyo fue uno de los últimos grandes productos de la Motown, la mítica factoría de soul, funk y r&b, convirtiéndose pronto en un nombre de referencia a la altura de Diana Ross o Stevie Wonder. El productor Quincy Jones puso los ojos en él y no se equivocó: en los primeros 80 dio el golpe de gracia con «Thriller». Imposible olvidarse del mítico clip dirigido por John Landis: 13 minutos que forman parte de la historia del pop; un escuadrón de zombies comandados por un Jackson que empezaba a estar en otra dimensión, coronándose como rey Midas de la industria discográfica, con ventas millonarias y canciones superlativas. Crítica y público estuvieron de acuerdo de forma unánime: un artista sin parangón en el que casi todos, desde Beyoncé a Robbie Williams, se han mirado. Con «Bad» (1987) dio de nuevo en el clavo, como una década antes lo hizo con «Music and me» o «Forever, Michael». Estrenó los 90 con «Dangerous», un álbum que alternaba grandes temas con otros que no hacían justicia al genio de su autor, pero aún asi mantuvo su estatus; allí estaba ese «Black or White» que acabaría formando parte de su imagen, dando paso a unos años en los que quedó demostrado que para entonces ya había hecho lo mejor de su carrera. Y entonces fue cuando abrió los informativos un día sí, otro también, con polémicas de todo tipo, hasta el punto de empañar una trayectoria inmaculada. InvencibleAcostumbrados a producciones excelsas, lo que vino luego sonó casi siempre mediocre, a pesar de ciertos destellos que fueron sólo eso, fogonazos, mientras lo musical ya parecía en un segundo plano. En 2001 publicó su último disco de estudio, «Invincible», una quimera que ahora salta por los aires con un titular que no deja lugar a dudas: el rey del pop ha muerto. Michael Jackson, que una vez se creyó al mismo tiempo Peter Pan, Wendy y Campanilla, ha vuelto al país de nunca jamás, donde los cuerpos no existen y las canciones de los Temptations, The Supremes, The Miracles o The Isley Brothers son eternas. Tanto como las suyas.