Flamenco

FIESTAS Y LUTO

La Razón
La RazónLa Razón

En los organillos, además de chotis, este año debieran colocar partituras de Nacha, y escuchar así los acordes de «la chica de ayer», o «desordenada habitación». Están de luto las vespas, las cazadoras vaqueras, el Penta y Lady Pepa, los flequillos rebeldes, aunque ya no quedan muchos, porque la generación de los poperos ya está llena de calvas. Se marcha Antonio Vega y vuelve san Isidro, y tiene algo de recado, la coincidencia, como si regresase ahora la tradición a decir que sólo ella existe, y que, después de treinta años alborotada, la música madrileña volverá al organillero. No. No es verdad. Nada será igual, porque Nacha Pop, y Secretos, y Mamá, y algunos otros, se inventaron también esta ciudad. ¿Lo peor de todo? Que habrá quien confunda la música con la movida promovida por el ayuntamiento, con el cultureta amamantado, y no, no todos los ochenta fueron iguales, ni le hacía falta a Antonio Vega hacer discursos políticos para influir hasta el tuétano de dos o tres generaciones. ¿Lo mejor? Pues eso, lo de los organillos, que de verdad que su música le pega perfectamente al chulapo y la chulapa, a todo lo que sea de Madrid, sobre todo anochecido. Yo me imagino perfectamente a San Isidro tarareando, «se dejaba llevar, se dejaba llevar por ti».