Firme baluarte de igualdad

Con la celebración del Día de la Región, la Comunidad de Murcia conmemora los 27 años transcurridos desde aquel 9 de junio de 1982 en que fue aprobado nuestro Estatuto de Autonomía, la ley fundamental por la que nos regimos los murcianos. Un período que coincide con el de mayor crecimiento, progreso y desarrollo de una Región vital, entusiasta, y emprendedora, poblada por gentes laboriosas y tenaces a las que cabe atribuir todo el mérito de lo conseguido en estos años. En todo este proceso ha resultado decisivo nuestro Estatuto, como el instrumento necesario para satisfacer las demandas de los ciudadanos gracias a las competencias transferidas sucesivamente por el Gobierno de la Nación.
Un texto legal, fruto del consenso, que respeta e incentiva la colaboración con nuestros municipios, consagra la igualdad de oportunidades y se erige como el mejor garante de nuestra convivencia, en la piedra angular sobre la que basar nuestra prosperidad y desarrollo en los tiempos por venir. Un Estatuto que asume como propios la defensa y el ejercicio de los principios constitucionales, entre ellos los de justicia, solidaridad e igualdad, de los que es firme garante. Fundamentos que se configuran como imprescindibles para un funcionamiento eficaz y justo en esa articulación de nuestro marco territorial que configura la España de las Autonomías, y en el que también ha de estar muy presente la lealtad institucional.
De todos ellos, la igualdad se nos figura como un principio innegociable en el diario desempeño de su actividad por parte de los poderes públicos, y más aún si ponderamos el hecho de que aquel 9 de junio de 1982 los murcianos ratificamos nuestra convicción de que sólo bajo la aplicación de políticas basadas en la solidaridad interterritorial y la equidad se contribuye a reforzar la unidad de España. Una equiparación que debe reflejarse en las actuaciones de quien tiene la responsabilidad de aplicar dicho principio de igualdad en su acción de gobierno para con todos los españoles, y más en asuntos tan esenciales como son la financiación autonómica, las infraestructuras de comunicación o el adecuado abastecimiento de recursos hídricos; herramientas clave para una mejor vertebración de España y la corrección de los desequilibrios existentes entre comunidades autónomas. Por eso, estamos en nuestro derecho cuando reclamamos para la Región un sistema de financiación justo, que reconozca a esos 350.000 nuevos murcianos cuya existencia no contempla el modelo vigente. O cuando defendemos que ha de contar con unas infraestructuras de comunicación, especialmente las ferroviarias, que en nada desmerezcan en prestaciones y trazado a las aprobadas para el resto de españoles.
De la misma manera, nuestro desarrollo presente y futuro pasa, ineludiblemente, por recibir los recursos hídricos necesarios para el sostenimiento de nuestra agricultura, la más moderna, productiva y competitiva de España, y uno de los sectores clave para afrontar la actual crisis económica por su demostrada capacidad de generar empleo y riqueza. Una agricultura que no podrá sobrevivir sin el agua que hoy aporta el trasvase Tajo-Segura, obra esencial para el desarrollo de España, y la prueba más palpable de los buenos réditos que siempre reportan la igualdad y la solidaridad. Una igualdad por la que también hemos trabajado entre nuestros municipios y el conjunto de los ciudadanos de la Región de Murcia, y perceptible también en la acogida y el trato dispensado a esos nuevos murcianos llegados a nuestra tierra en busca de un mejor futuro, y en cuya sociedad, de la que forman ya parte importante, se han integrado sin sufrir discriminaciones.
Porque, si bien los murcianos hemos demostrado en repetidas ocasiones una sobrada capacidad para superar los momentos adversos, sólo desde la igualdad de oportunidades, tanto a nivel individual como en lo referente a la política territorial, podemos plantarle cara y vencer a la profunda crisis que nos afecta. Un principio irrenunciable que encuentra su más sólido baluarte en el Estatuto de Autonomía que hoy conmemoramos.