Foto del día: 45 años no son nada (casi)

La gran duda final del artista casi siempre fluctúa entre retirarse a tiempo (que pocas veces) y apurar hasta el último aplauso sobre los escenarios (que a menudo). El caso de Paul McCartney es diferente: él decidió hace años cargar con la pesada losa de haber sobrevivido a los Beatles. Fallecidos Lennon y Harrison y con Ringo Starr más proclive a una honrosa y discreta prejubilación, McCartney se ha erigido en leyenda viva, con perdón, de unos tiempos que en su caso sí fueron mejores. De ahí que ayer visitara el teatro Ed Sullivan de Nueva York, el mismo donde, hace 45 años, los Beatles debutaron sobre suelo americano. Lo de aquella vez fue grandioso, imaginen: la banda de pop más grande de todos los tiempos cruzaba el charco para demostrar ante una audiencia de 73 millones de personas su empuje colosal lejos de la vieja Europa. Lo de ayer no lo fue tanto: McCartney (67 años le contemplan) se subió a la marquesina del teatro, o sea, en plena calle, e interpretó algunos de sus éxitos. Los curiosos se agolparon porque, como es lógico, siempre está bien toparse con un mito a la vuelta de la esquina, pero lo cierto es que no hubo color. We can't work it out. (Que no, que no tiene arreglo).