Belfast
Gran despliegue de la Policía norirlandesa para coger a autores del atentado
La Policía norirlandesa (PSNI) activó hoy un "amplísimo"dispositivo de seguridad para atrapar a los pistoleros que acabaron este sábado con la vida de dos soldados británicos e hirieron a otras cuatro personas en una base militar al norte de Belfast. Este es el primer asesinato de miembros de las Fuerzas Armadas del Reino Unido en la provincia desde 1997, cuando el soldado Stephen Restorick murió por disparos de un francotirador del Ejército Republicano Irlandés (IRA), aún activo en aquella época. Aunque ningún grupo se ha adjudicado todavía la autoría del ataque, todo apunta a que se trata de una acción terrorista de facciones disidentes del IRA opuestas al proceso de paz y a la estrategia democrática de su brazo político, el Sinn Fein. En los próximos días, el jefe de la Policía irlandesa (la Garda), Fachtna Murphy, y altos funcionarios de los Gobiernos británico e irlandés se reunirán con el máximo responsable de la PSNI, Hugh Orde, para intercambiar información y cooperar en la investigación. Orde ya había advertido el pasado viernes de que el riesgo de ataques de paramilitares disidentes estaba en su nivel más alto en siete años por lo que solicitó la intervención de los servicios secretos (el MI5) y las Fuerzas Armadas británicas para afrontar la creciente amenaza de esas facciones del IRA. Lo que sí que ha sorprendido es, en palabras del superintendente de la PSNI al frente de la investigación, Derek Williamson, la "dureza y carácter despiadado"del atentado, cuyo objetivo, afirmó, era causar "una masacre". Según los expertos en cuestiones de seguridad, las fuerzas del orden tampoco esperaban una acción tan contundente en esta base militar de Massereene, radicada en el condado de Antrim y a unos 25 kilómetros al norte de Belfast. Hasta la fecha, la mayoría de las actividades de los disidentes se habían localizado en otras partes de la provincia, sobre todo en el condado de Fermanagh, próximo a la frontera con la República de Irlanda. Además de los dos soldados fallecidos, otros dos militares y dos civiles -repartidores de pizzas- resultaron heridos en el tiroteo. Según Williamson, la pareja de pistoleros abrió fuego indiscriminadamente con armas automáticas desde un vehículo -con el que se dieron a la fuga- cuando las puertas de la base dejaban entrar a los dos repartidores a las 21.40 horas GMT de este sábado. "Los pistoleros -relató el superintendente- dispararon al principio a discreción, pero se acercaron después a la gente que había en el suelo y los dispararon". De los heridos, uno se encuentra en estado crítico, dos están graves y otro se halla estable dentro de la gravedad, informaron hoy fuentes oficiales. El atentado ha provocado una ola de repulsa en toda la isla así como en el Reino Unido, donde el Primer Ministro, Gordon Brown, resaltó que "ningún asesino podrá hacer descarrilar un proceso de paz que cuenta con el apoyo del pueblo de Irlanda del Norte". Ese es el mensaje lanzado también por el Gobierno de Dublín, pasando por todos los partidos políticos de la región, incluido el Sinn Fein, que coinciden en que esta acción no va a afectar a la buena marcha del proceso de paz y al funcionamiento del Ejecutivo, de poder compartido entre católicos y protestantes. Aunque el riesgo de que se produzcan más ataques es alto y para los disidentes esta acción contra las fuerzas de seguridad es un gran golpe propagandístico, la realidad es que estos grupúsculos carecen de apoyo popular o de una estrategia política clara, más allá de su objetivo histórico de unificar la isla de Irlanda. Así lo expresó hoy Gerry Adams, quien, tras calificar de "equivocada y contraproducente"la táctica de esos grupos, instó a la comunidad republicana de la provincia a "mantener la calma"en estos momentos, un llamamiento que igual sirve para las fuerzas de seguridad y las autoridades competentes. De hecho, en opinión de Adams, la intención de los disidentes es que "los soldados británicos regresen a las calles"y "destruir los progresos de los últimos años para sumir a Irlanda en un nuevo conflicto". Sus palabras cobraban hoy especial importancia ya que su partido ha criticado duramente que el PSNI solicitase esta semana la intervención del MI5 y las Fuerzas Armadas británicas para atajar la creciente amenaza de facciones disidentes del IRA. Como parte del proceso de paz, el Ejército puso fin en agosto de 2007 a sus operaciones en la provincia, donde llegó en 1969 para apoyar a la Policía debido al aumento de la violencia por los enfrentamientos entre católicos y protestantes, una situación que duró más de treinta años.
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