Nueva York
«Hay que integrar a España en un proyecto sugestivo de vida en común»
MADRID- ¿Qué se juega España en estas elecciones?
–Un cambio de rumbo. Estamos en un momento crítico y debemos elegir entre una opción que mira hacia atrás, que divide a los españoles y que genera desempleo, y otra que mira hacia adelante, que cree en España, que cree en el Estado de Derecho y que defiende que no todo vale, ya que la ley está por encima de todo como razón suprema.
–¿El PSOE no cree en el Estado de Derecho?
–En esta Legislatura hemos visto cómo, para Zapatero, el fin justificaba los medios. Hemos visto cómo él cree que hay atajos para luchar contra el terrorismo. Y que, por eso, él cree que, incluso, se puede sentar a negociar políticamente con terroristas sin tener en cuenta que, con eso, está deslegitimando al Estado.
–Alguna lección habrá sacado el PSOE de su primer mandato, ¿no?
–No, porque no reconocen los errores. Recuerdo que Felipe González en 1993 proclamó: «Hemos aprendido la lección». Ni era cierto entonces ni lo es ahora, porque actúan como si no pasara nada y no admiten ninguna equivocación.
–Ortega se lamentaba del arcaísmo nacionalista y del particularismo regionalista. ¿Comparte esa queja?
–Comparto mucho con don José Ortega. Hay que establecer un sistema equilibrado, donde cada uno se encuentre bien en su piel, vasca, aragonesa, andaluza o la que sea... Pero también, como decía Ortega, hay que integrar a España en un proyecto sugestivo de vida en común. Quien sólo se mira el ombligo y sólo tiene ojos para el campanario de su pueblo se queda como Narciso: acaba paralizado y ahogado en su propia agua. Decía el Quijote que lo más importante en la vida es haber vivido, leído y viajado mucho. No puedo estar más de acuerdo.
–¿Cree que los dos grandes partidos han alimentado en parte la tentación nacionalista de mirarse demasiado el ombligo por primar el interés partidista a corto plazo y sus necesidades de apoyos?
–Yo creo en la competencia, también entre comunidades autónomas. Hay comunidades, como Madrid, que apuestan por el ahorro y por no gravar la renta no gastada. Y, al mismo tiempo, hacen más viviendas sociales que Andalucía y Cataluña juntas. Ése es un modelo, y el otro es el de las que no dedican el dinero al interés general. Es verdad que las raíces son importantes, pero tienen que ser unas raíces verdaderas y no equivocadas. Y hay que saber de donde se viene, pero también hay que saber proyectarse hacia el futuro.
–¿Cataluña ha dejado de ser una locomotora porque mira a unas raíces equivocadas?
–A mí me gustaría que Cataluña recuperase el «seny». Que se sintiera bien en su piel, que se la viese contenta y que recuperase posiciones y pujanza como motor económico e industrial.
–¿Y eso cómo lo puede conseguir?
–Debe analizar a dónde la han llevado los dirigentes que ha tenido durante todos estos años. Y también debe preguntarse por qué muchas empresas se marchan para instalarse en las comunidades de alrededor. Cada país y cada comunidad autónoma tiene el Gobierno que ha elegido en las urnas. Si los ciudadanos creen que no merecen ese Gobierno, pueden y deben cambiarlo. Hay un hecho indiscutible: que las comunidades gobernadas por nacionalistas se van quedando atrás, y eso tiene remedio el 9 de marzo.
–¿Le preocupa la dependencia de los nacionalistas del partido que gane, sea el PP o sea el PSOE?
–Nosotros creemos en nuestro programa y pedimos la confianza de los españoles para aplicarlo. Luego, la política es el arte de lo posible y habrá que ver qué pasa el día después de las elecciones. El límite en cualquier negociación es preservar la identidad, los principios y los valores.
–¿Se identifica con la afirmación de Rajoy de que el presidente del Gobierno ha agredido a las víctimas?
–El presidente del Gobierno ha tratado mucho mejor a De Juana Chaos que a las víctimas del terrorismo. Eso es un hecho.
–Aznar ha dicho que Zapatero sigue negociando con ETA. ¿Usted qué piensa?
–Pienso que Zapatero no ha querido revocar la resolución parlamentaria que le autoriza a seguir negociando con ETA. Si no lo ha hecho es porque piensan seguir negociando con ETA. Nosotros no negociaremos con ETA y los españoles lo saben.
–Más allá de programas electorales, personalmente, ¿qué piensa de la posibilidad de que los matrimonios homosexuales adopten niños?
–La Constitución dice en su artículo 14 que no se puede discriminar a nadie por razón de sexo, raza o religión. Dicho esto, también creo que hay que llamar a las cosas por su nombre. Una cosa es el matrimonio y otra las uniones de hecho.
–¿Cree que en la actual sociedad da más votos defender la libertad de la mujer que el derecho a la vida del no nacido?
–La Constitución dice que todos tienen derecho a la vida, y desde el Derecho Romano se defiende el derecho de los no nacidos. Opino que no deberíamos dar pasos atrás respecto al derecho romano.
–¿Usted se siente de derechas?
–Yo he sido siempre de centro y liberal. Me siento de centro y liberal. Y por liberal entiendo la definición que daba Marañón: desde la firmeza de los propios principios, hay que ser tolerante con las ideas de los demás, sin que ello signifique el relativismo, y, lo que es más importante, para un liberal el fin nunca justifica los medios.
–¿Tiene la sensación de que la izquierda utiliza a los homosexuales o a los inmigrantes como cuota para sacar votos?
–España necesita una izquierda española y no una que dice que su país es una nación discutible. España necesita también una izquierda que se pueda entender con la otra media España para desarrollar un proyecto nacional. Hay muchas personas en el PSOE que están de acuerdo con estos principios. El problema es que este partido ha perdido hasta sus siglas para identificarse con una «Z». Los personalismos siempre son muy peligrosos y más cuando llegan a estos excesos.
–Los partidos siempre prometen regeneración democrática cuando llegan unas elecciones. ¿España todavía necesita regenerarse?
–España se tiene que regenerar todos los días porque la regeneración es eficiencia. Y hay que empezar en el plano personal: un país sin principios ni valores no sabe quién es y está destinado a perder la batalla de la competencia. Es muy importante la educación, y la educación debe empezar en la familia, que es una unidad de afectos, pero también la antesala de transmisión de valores de las escuelas. Todo lo que no gastemos en educación lo acabaremos gastando en seguridad ciudadana.
–¿Está de acuerdo con quienes piensan que la inmigración puede llegar a afectar al Estado de Bienestar?
–El desarrollo que ha tenido España en los últimos años no hubiera sido posible sin la inmigración. Pero las inmigración también puede poner en cuestión el Estado de Bienestar si no está controlada. Los inmigrantes que lleguen a España tienen que integrarse como lo hicieron en su día los españoles que fueron a Argentina o a Alemania. Y esto no quiere decir que no sea partidario de las sociedades abiertas, como Nueva York o Madrid, donde se ayuda a la integración de todo el que llega y a nadie se le pregunta de dónde viene. Como dicen los ingleses, «el cielo es el límite».
–La prioridad económica de un Gobierno del PP será rebajar el IRPF. ¿Y la política?
–Reformar la Justicia, porque de ella depende la convivencia y la eficiencia económica. Una justicia tardía no es justicia y un país con un sistema de resolución de conflictos lento no puede competir en condiciones de igualdad con los de su entorno.
–¿Cómo se pueden resolver problemas tan comunes como el atasco en los juzgados?
–Con una reforma de la Justicia que ponga la Justicia al servicio del ciudadano. La Justicia es base de la convivencia, garantía de la seguridad jurídica y elemento de competitividad de cualquier Estado porque elimina la incertidumbre.
–¿Se sentiría más cómodo como vicepresidente económico o como vicepresidente político o ministro de Justicia?
-Rajoy ha tenido total libertad para formar sus listas y también tiene que tenerla para hacer su Gobierno.
–¿No le ha prometido nada para convencerle de que diera el paso a la política?
–Me ha ofrecido participar en un gran proyecto para mejorar España, patriotismo y confianza. Con eso me basta.
–Es difícil creer que usted tampoco le haya pedido nada.
–Pues así es. No hemos hablado de cargos.
–¿Cómo es Rajoy en la distancia corta?
–Una persona convincente y que inspira la suficiente confianza como para que uno lo deje todo para seguirle.
–¿Qué tal se lleva con Ruiz-Gallardón?
–Muy bien. Vamos a hacer campaña juntos.
–¿Y con Rato, habla a menudo?
–Somos amigos. Claro que hablamos.
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