Nueva York
Hillary dispuesta a hablar con Irán
WASHINGTON- Hillary Clinton se enfrentó ayer sin dificultad al penúltimo eslabón de su carrera política: el primer examen como próxima secretaria de Estado en la Administración Obama. Cauta, pero segura, la ex primera dama repitió las cláusulas obligatorias de la política exterior estadounidense. «Todas las opciones estarán sobre la mesa» dijo, por ejemplo, refiriéndose a Irán y a sus ambiciones nucleares. Pero junto a éstas, Clinton anunció su intención de mover el timón de la diplomacia americana en una nueva dirección. La nueva Administración quiere una política exterior «pragmática» y no basada en una «rígida ideología». Esto significa que intentará abrir el diálogo con países como Siria e Irán y que se involucrará desde el principio en el conflicto de Oriente Medio. «No podemos abandonar la paz», señaló Clinton durante su comparecencia ayer ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que debe confirmarla como secretaria de Estado. Tanto la ex primera dama como Obama «comprenden profundamente el deseo de Israel de defenderse». Pero Clinton señaló también que la guerra en Gaza es un recordatorio «del trágico coste humanitario del conflicto en Oriente Medio». La nueva Administración buscará un acuerdo duradero que «traiga verdadera seguridad a Israel e independencia, progreso económico y seguridad a los palestinos en su propio Estado», aseguró Clinton. La ex senadora de Nueva York apostó por poner en práctica un «poder inteligente», lo que implica combinar tanto instrumentos diplomáticos como militares, e incluso económicos y culturales, para hacer frente al diverso abanico de retos a los que se enfrenta EE UU, desde el terrorismo hasta el cambio climático. La próxima Casa Blanca quiere que éste sea el hilo conductor también en Oriente Medio, donde aspira a mirar más allá de israelíes y palestinos. Irán y Siria «deben abandonar su irresponsable comportamiento en la región» y seguirán en el visor también de esta Administración. Clinton recordó que Obama ha propuesto «un nuevo y quizá diferente enfoque» para persuadir a Teherán de que debe abandonar sus aspiraciones de convertirse en una potencia nuclear. «No nos hacemos ilusiones, pero la política de EE UU va a consistir a partir de ahora en poner en juego todos los instrumentos de la diplomacia» para detener a Irán, señaló. Repitiendo las promesas electorales de Obama, Clinton insistió en que el presidente electo pretende reparar la relación con muchos de sus aliados internacionales. «EE UU no puede resolver solo los problemas más inminentes y el mundo no puede resolverlos sin nosotros. Debemos construir un mundo con más socios y menos adversarios». Con respecto a Iberoamérica, una región olvidada en los últimos años por el énfasis y protagonismo de la guerra contra el terror, Clinton se comprometió a reforzar la cooperación. «Volveremos a poner en marcha una enérgica colaboración con Iberoamérica, a la búsqueda de un mejor entendimiento y una mayor relación entre los países», declaró. Salvo las actividades filantrópicas de Bill Clinton, que los republicanos ven con un preocupante potencial de comprometer a Hillary, no se prevé que el Comité de Relaciones Exteriores ponga reparos a aprobar la confirmación de la ex primera dama. Es más, la sesión resultó más cálida y benévola que la mayoría de estos procesos. Para no robar el protagonismo a Hillary, su marido siguió la confirmación por televisión. Junto a su madre sí estuvo todo el tiempo Chelsea Clinton. Una vez que este comité dé su «luz verde», la nominación de Clinton pasará a ser votada por el pleno de la Cámara, algo que podría suceder el mismo día de la inauguración de la Presidencia de Obama, el próximo martes.
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