Burgos

Historia en euskera Gimnasia en castellano

Los centros concertados temen la pérdida de subvenciones si apuestan por el castellano para las materias principales.

La Razón
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Vitoria- El decreto de currículum vasco aprobado el pasado 16 de octubre por el Gobierno de Ibarretxe, que fija el contenido de la enseñanza obligatoria y sitúa al euskera como lengua «principal» –preparando así el terreno a la ley que convertirá los tres modelos lingüísticos vigentes en uno único– ha provocado un gran malestar en algunos padres que han conocido ya lo que va a suponer su puesta en marcha el próximo curso.

Su intención es organizarse para denunciar «la supresión del derecho a decidir la lengua» en la que quieren que aprendan sus hijos. Así lo explica una madre afectada que no sabe dónde matriculará en febrero a su niño de dos años. Esta madre ha sido informada por el centro concertado de Vitoria en el que estudia el pequeño de que el actual modelo trilingüe del colegio (el 50% de las asignaturas se imparte en inglés y el resto a partes iguales en castellano y euskera) pasará el próximo curso, en virtud al decreto, a otro distinto, en el que las materias más importantes como Historia y Matemáticas se impartirán en euskera, mientras que el castellano y el inglés quedarán reducidos a las asignaturas propias de ambas lenguas, Religión y Gimnasia.

«Reclamo lo mismo que tienen los padres que hablan euskera y que cuentan con el modelo D (junto al A en castellano y el B, bilingüe) íntegro en esta lengua», señala, tras lamentar que «los colegios que no cumplan a rajatabla las exigencias del Gobierno vasco están colapsados, de tal manera que algún padre sopesa incluso llevar a sus hijos a Miranda (Burgos)».

La distribución de las materias y de las horas que han de dedicarse a las tres lenguas (euskera, castellano e inglés) variará según el colegio, ya que el decreto otorga carta blanca a cada centro para que decida el reparto. «Se trata de una autonomía muy relativa», matiza un profesor de una escuela de Vitoria que trabaja desde hace 25 años en la enseñanza. Porque en cuarto de Primaria y segundo de la ESO el Departamento de Educación realizará pruebas de diagnóstico al alumnado, «y si un colegio no alcanza el nivel de euskera exigido, ¿quién asegura que la subvención de los centros concertados (la mitad de los existentes en el País Vasco) o ciertos premios del Departamento de Educación no están en juego?». Lamenta que la necesaria reforma educativa en el País Vasco haya dejado de lado problemas tan importantes como «la inmigración, la carga del profesorado y el fracaso escolar», para convertirse en una «mera reforma lingüística que, lejos de aspirar al trilingüismo, promueve el monolingüismo».

La lengua de los pasillos

«Si a esto le sumamos la reducción a la mínima expresión de la exención para estudiar euskera al alumno que llegue al País Vasco de otra comunidad provocaremos un cierre de las autonomías a la movilidad social», pronostica. Su previsión, a la espera de la implantación efectiva del decreto en todos los centros y de la aprobación de la ley que reformará los tres modelos lingüísticos actuales, es que «el euskera se convertirá en la lengua dominante, la que se hable en los pasillos, mientras que el castellano quedará relegado a una lengua del entorno». No es un currículum vasco, es nacionalista».

El rechazo que ha suscitado el decreto tendrá reflejo en los tribunales. El PP lo recurrirá ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco antes del 13 de enero, al entender que contradice normas de rango superior como la Ley de Escuela Pública Vasca y la ley de normalización del uso del euskera. «Se pone en tela de juicio la capacidad de los padres a elegir la opción lingüística en la que desean que estudien sus hijos», denuncia el parlamentario vasco del PP, Santiago Abascal, quien apunta que «una cosa es estudiar euskera y otra bien distinta hacerlo en euskera».

El Gobierno de Navarra también recurrirá el decreto por «ilegal e inconstitucional», al apreciar en su contenido –en el que se habla de Euskal Herria– «una injerencia en la realidad institucional de la Comunidad Foral».