Consejo de Ministros
Ibarretxe impone el aprendizaje del euskera en la educación infantil
El Gobierno vasco establece por decreto la enseñanza del idioma entre 0 y 6 años. La norma se suma a otra aprobada en octubre de 2007, que impone el euskera en la educación obligatoria.
El Ejecutivo de Ibarretxe vuelve a imponer sus criterios educativos y lingüísticos a golpe de decreto. El Consejo de Gobierno aprobó ayer una nueva norma que establece las enseñanzas que se deberán impartir en la educación infantil (voluntaria y de cero a seis años) y que se suma a la que ya aprobó en octubre de 2007 para la educación obligatoria (de 6 a 16 años).
El nuevo decreto de currículum vasco descansa en la filosofía del anterior. De esta forma, indica que el euskera es la «principal lengua vehicular en el ámbito escolar».
Así se desprende del borrador del decreto, ya que el texto definitivo no se conocerá hasta que sea publicado en el BOPV.
La aprobación de esta última norma fue anunciada por la portavoz del Gobierno vasco, Miren Azkarate, quien se limitó a explicar que se aplicará desde el presente curso en los centros docentes del País Vasco que impartan los dos ciclos de educación infantil (de cero a tres años y de tres a seis), uno de ellos o una parte del primer ciclo. Ante la frustrada reforma de los actuales modelos lingüísticos de enseñanza (euskera, castellano y bilingüe), que el tripartito pretendía convertir en uno único dominado por el vascuence en la legislatura que ahora expira, el Ejecutivo de Ibarretxe recurre una vez más a la fórmula del decreto.
Recurrir a los tribunales
Una práctica criticada desde la Plataforma por la Libertad de Elección Lingüística, que aglutina a más de 3.000 padres de alumnos, que exigió la retirada inmediata del nuevo decreto y anunció que se reserva la posibilidad de recurrirlo ante los tribunales.
La asociación lamenta que «el Gobierno vasco demuestra el más absoluto desprecio hacia la opinión de los padres».
Denuncia que esta norma supone «una vuelta de tuerca más en las obsesiones de un Gobierno preocupado sólo en servir a los intereses nacionalistas en lugar de hacer caso a lo que la sociedad le reclama: acuerdo y no imposición».
Asimismo, considera que sacar adelante un decreto tan importante «con el Parlamento cerrado y a falta de poco más de un mes para las elecciones, deja claro el desprecio del Ejecutivo de Ibarretxe hacia las instituciones y su miedo a debatir en la Cámara lo que sabe perdido de antemano».
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