Alicante
Jackson estuvo enamorado de un camarero marroquí
Ha resultado una auténtica chiripa que las actuaciones en nuestro país del mayor de los hermanos Jackson, Tito, coincidan con la muerte del rey del pop. Aunque estaban programadas desde hace meses, como la de anoche en Madrid, la expectación ha sido diferente de lo que cabía esperar de una «jazz session». Me imagino que también sucederá con el espectáculo que está previsto para el día 21 en Marbella, dentro del prácticamente inédito Hotel Loorima, en El Rodeito, un establecimiento casi modesto en el que el primogénito del clan sólo actuará para cien comensales, que pagarán 150 euros por disfrutar del recital y de una cena. Resulta chocante que su gira española la lleve Toño, el también representante de Belén Esteban, ahora amenazada por una apendicitis. Respetuoso y sereno Ante el impacto que supondría la exclusiva, las huestes de Giampa Manfreda y Jaime Cantizano echaron la carne -y el dinero- en el asador. Y, aunque la entrevista, que duró noventa minutos, fue realizada el jueves por la noche, no se firmó hasta una hora antes, ya que Tito Jackson negociaba con Larry King. Fue providencial que su demanda le pillara en Alicante. Sólo impuso no hablar de su padre y que la entrevista fuera grabada en el hotel en el que se hospedaba. Argumentó su luto para evitar salir, una simple argucia, ya que se le vio cenando en uno de los lugares del trasnoche alicantino, obviando el doloroso retiro al ser Testigo de Jehová. Una hora y media dió para mucho, aunque ayer el programa ofreció un aperitivo de la exclusiva mundial. Tito estuvo respetuoso, sereno, reflexivo, cauto y hasta receloso. Nunca perdió el temple de hombre curtido en el «show bussines». Afirmó que, «desde muy pequeñito, Michael destacó entre nosotros» y, expuso sus dudas acerca de la capacidad profesional del médico que atendió a su hermano en el último momento de su vida al comentar, incluso, la rareza de que el masaje cardíaco, que resultó póstumo, «fuera realizado en la cama y no en el suelo, como suele hacerse en emergencias como esa». No acusó directamente a nadie, pero apuntó sin llegar a las conclusiones de su hermana Latoya, quien ha sido más rotunda al acusar al médico de «asesinato». Descubrió que no ha vuelto a ver a sus sobrinos después del «funeral-show» y que «ví a Michael hace tres semanas en el sesenta aniversario de la boda de mis padres. Montamos una fiesta para conmemorar tal fecha», dijo -rarísimo, dado el distanciamiento de sus progenitores-. Y confesó que su madre «no levanta cabeza. Adoraba a Michael». Dentro de los aspectos vetados, insistió mucho en no hablar de su padre, descubierto ahora como una bestia negra que arruinó a su descendencia: «Michael no tuvo infancia», prosiguió. Durante un descanso, varias personas de su equipo confirmaron la polémica homosexualidad del mito y que «sólo tuvo un único amor aparte de la música: un camarero marroquí. La relación venía de hace años».
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