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José Rolando Álvarez: «Necesitamos una gran caja regional y eso es viable» reconozcamos

José Rolando Álvarez: «Necesitamos una gran caja regional y eso es viable» reconozcamos
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Sr. Presidente, ¿Qué hacemos para salir de la crisis? O mejor dicho: ¿Es verdad que estamos saliendo ya de ella?
 – Desde nuestro punto de vista no estamos saliendo. Es evidente que hay algunos signos en la economía mundial que parecen evidenciar la existencia de algún repunte de la economía – lógicamente, en la medida que eso ocurra algún beneficio positivo tendrá en España-, pero tenemos algunos grandes problemas que no hemos resuelto: el que atraviesa el sistema financiero y las grandes reformas estructurales. Este país necesita, además, repensar su modelo de administración. Y abordar urgentemente el debate de la energía, así como una reforma del mercado de trabajo. Mientras no afrontemos y resolvamos todo esto, difícilmente saldremos de la crisis.
– Luego hablaremos de esas asignaturas pendientes. Pero dígame: ¿qué recomienda usted, ahora mismo, a los empresarios de Castilla y León ?
 – Lo primero, decirles que de esto vamos a salir. No podemos abordar estas dificultades con pesimismo estructural. Las dificultades son serias y debemos ser conscientes de que van a ser duraderas, pero no irresolubles. Lo que recomiendo, por tanto, en primer lugar, es que tengan una estructura de costes lo más ligera posible; que reduzcan aquellos costes no imprescindibles para el normal desarrollo de su negocio. Y, sobre todo, que inviertan en personas bien formadas, que hagan suyo el proyecto de la empresa. Es el momento también de asegurarse muy bien el circuito de cobros y pagos. Y, lo que más importa: que todo el mundo tenga claro que el mundo va a cambiar. Este no es un problema de ciclo económico, sino de modelo. El modelo económico ha cambiado. No verlo es estar ciego. Lo que no va a cambiar es la globalización, por fortuna.
– Un problema de modelo. ¿Qué ha cambiado, entonces? ¿Hacia dónde nos dirigimos?
 – El nuevo modelo va a estar basado en los valores tradicionales: el trabajo, la excelencia, el esfuerzo, la calidad... y no va a estar basado en nada que se parezca a la especulación ni el pelotazo. Esto debe quedar claro. Lo que nos está sucediendo puede tener un efecto positivo para el mundo. De nosotros depende. Estoy persuadido de que todos aquellos que trabajen honradamente y hagan las cosas razonablemente bien, van a tener salida. Sin embargo, yo creo que el gran cambio es de valores y es realmente ese cambio el que propiciará un mundo más justo y que salgamos de esta crisis; que la riqueza se reparta de manera más equitativa en todo el mundo.
– Hablaba usted antes de reforma del mercado de trabajo. Somos muchos los que nos preguntamos cómo se puede hacer una reforma laboral sin que haya recortes sociales. Sin que paguen los de siempre.
 – La mejor política social es crear empleo. Pero llevamos años perdiendo competitividad. Un país del siglo XXI no puede perder protección social. Es más: no saldremos de esta crisis dejando en la estacada a ningún español. Pero atención: todos somos más pobres y es bueno que lo reconozcamos. Si no, no tomaremos nunca las medidas necesarias para salir de la crisis. Es el momento de que, una vez nos pongamos de acuerdo en que determinadas conquistas sociales no pueden ser dejadas en el camino, hay que reformar el mercado laboral. Y eso pasa por trabajar más, por hacer que el coste del empleo sea más barato. Tenemos que aumentar la productividad. Ganar en calidad. Hay demasiado fraude en demasiadas actitudes y actividades que incluso tienen cierto refrendo social que en este momento deben ser corregidas.
– ¿Como cuáles?
 – En España, la hora efectivamente trabajada es más cara que en Estados Unidos, por poner un ejemplo. La hora efectiva, no la hora teórica. Hay demasiado fraude en las bajas por enfermedad, y en la utilización de permisos retribuidos.
– La reforma del sector financiero...
 – Creo que hay un consenso acerca de que hay una sobreinstalación en el sector financiero español. Dicho de otra manera: el 35 por ciento de las sucursales bancarias de este país tienen que ser cerradas. Eso es una reconversión auténticamente brutal del sector. Y eso se va a tener que hacer. Y, en Castilla y León, a mí me gustaría que tuviéramos un cierto consenso y un cierto sentido de región cuando hablamos de este tema, porque es muy fácil desde ciertos argumentos localistas defender la existencia de cajas pequeñas, y desde el corazón y el sentimiento local. Pero eso hoy en día es inviable. Sería ignorar la realidad que nos rodea. Yo estoy convencido de que en España no van a quedar más de quince o veinte cajas. Ahora hay cuarenta y siete.
– Entonces: ¿Cómo ve usted a Castilla y León, dentro del mapa financiero de España?
 – Estamos a semanas de que ocurran cosas. Semanas, no meses. Yo pediría cierto compromiso con el concepto de región de todos los castellanos y leoneses. No podemos estar defendiendo cada uno nuestra Caja porque a lo mejor nos quedamos sin ninguna. Necesitamos una gran Caja regional que aglutine toda nuestra potencia financiera -que la tenemos-, y esa gran Caja es viable, porque sería la cuarta o quinta de España y estaría entre las catorce o quince que pueden sobrevivir.
– Está usted empeñado en reformarlo todo Don José Rolando. A ver, concretemos: ¿qué grandes reformas necesita España ahora mismo con urgencia?
 – La primera de todas, la de la Administración Pública. Tal y como está planteada en la actualidad, es infinanciable. Y esto deben saberlo los españoles. Este modelo de crecimiento de gasto público era sostenible con un crecimiento de los ingresos como consecuencia del crecimiento de la actividad. Eso no va a ocurrir en los próximos años, por lo que estas administraciones públicas que ahora tenemos son infinanciables. Y no vale esconder la cabeza. Por tanto, debemos de abordar una gran reforma nacional que haga más eficientes los recursos ya que cada vez habrá menos y deberemos administrarlos mejor. Es de sentido común. La segunda gran reforma es la de la energía. España tiene una dependencia del exterior terrorífica en cuanto al suministro de energía. En primer lugar es un problema de seguridad nacional. Si a nosotros nos cortan la energía que viene de fuera volvemos a la edad de piedra. No podemos seguir con esta dependencia. Necesitamos autonomía para evitar que países extranjeros puedan condicionar nuestro modo de vida. Nuestro progreso y bienestar. En la situación actual, deberíamos abrir el debate de la energía nuclear. Que los españoles, con la información que hay hoy, tomemos una decisión; la que sea, siempre y cuando nos informen, y nos informen bien sobre cuál es la factura de nuestra energía, por ejemplo. Lo que nos cuesta a todos. Lo que pagamos a los franceses por la energía nuclear que nos prestan. O a Argelia por su gas. Cuánto le pagamos a los rusos por su petróleo. Y con esas facturas delante, que alcanzan algunas decenas de miles de millones de euros, habría que calcular cuanto empleo se crearía en España si no dependiéramos de nadie y lo que nos ahorraríamos. Debemos ser capaces de entender que esa energía que compramos de fuera la podemos producir dentro.
 – Pero la energía nuclear tiene sus riesgos
 – Evidentemente. Los tiene. Pero puede parecer, también, que son más de los que son. Por la información que yo tengo las centrales de cuarta generación, las que se van a empezar a montar, son centrales con una probabilidad de incidente de diez elevado a la menos seis. Por lo tanto, tecnológicamente, hoy nadie puede poner en duda que las centrales nucleares son seguras.
– Ya tenemos centrales nucleares. ¿Y qué hacemos con los residuos?
 – Pues habrá que resolver este problema. Lo que no podemos hacer es seguir pagando el gas argelino cada vez más caro y emitiendo toneladas y toneladas de dióxido de carbono. Somos el país del mundo que menos cumple con Kyoto y, con nuestro modelo de generación eléctrica, no tenemos recorrido. La energía renovable, la eólica, cuesta cinco veces más que la generada en un ciclo combinado. Algo que no sucede con una central nuclear.
– Despido libre, abaratamiento del despido. Si o no.
 – Ningún empresario sensato va a defender nada parecido al despido libre ni al abaratamiento del despido. Lo que estamos pidiendo es que no haya dos tipos de españoles: los que tienen contrato fijo y los demás. Ahora se está produciendo algo insensato y es que las empresas estamos haciendo el ajuste en las personas más jóvenes, mejor formadas, las más baratas y las más productivas, y tenemos que salir de la crisis con las personas más mayores, menos formadas. Nadie quiere quitar protección a nadie, pero necesitamos un gran pacto a favor de la competitividad. Un mercado laboral, que es el que más empleo destruye de Europa, algo malo tiene que tener para que esto sea así.
– No me gustaría que se quedara sin decir todo lo que quiera. Lo que sea...
 – Muchas gracias. Ya que me da la oportunidad no quiero acabar sin decir que somos una gran nación. La octava potencia económica mundial . Y, sin embargo, ocupamos el puesto veintinueve en el ránking de exportadores. No podemos continuar así. La principal asignatura es exportar, pero no podemos hacerlo cada uno por nuestra cuenta. La marca España es una gran marca debajo de la cual debemos caber todos los españoles.