Londres
Kate Middleton: la Reina que espera Inglaterra
La información publicada por la monárquica revista francesa «Point de Vue» ha hecho que salten las alarmas: el Príncipe Guillermo podría casarse a finales de este año. Así es la vida de la mujer que ha conquistado al futuro Rey
Por las venas de Catherine Elizabeth Middleton no corre sangre azul. Pero no parece que esto sea obstáculo para que algún día pueda convertirse en reina. Según la revista francesa «Point de vue», experta en asuntos de Casas Reales, el Príncipe Guillermo, primogénito de Carlos de Inglaterra, y su novia oficial (que no prometida) contraerán matrimonio este verano o, a lo sumo, en otoño durante un enlace discreto que poco tendrá que ver con el que protagonizaron sus padres en 1981, ya que, además de que no le gustan demasiado los medios de comunicación, la crisis afecta también a la realeza. Los británicos ven con muy buenos ojos el enlace, entre otras razones, porque los matrimonios entre príncipes y plebeyas (Mette Marit, Doña Letizia, Mary Donaldson...) parece que están funcionando contra los pronósticos más agoreros. Y, sobre todo, porque Kate es una mujer discreta que jamás ha protagonizado ni el más mínimo conflicto. Un punto más a su favor en la siempre ajetreada Corte británica.Kate nació el 9 de enero de 1982 en el condado de Reading, Berkshire, en el seno de una familia de clase media-alta. Su madre era azafata y su padre, Michael Middleton, ha acumulado una pequeña pero nada desdeñable fortuna gracias al filón de una empresa llamada «Party Pieces», que vende accesorios para fiestas infantiles, aunque antes trabajó como oficial aéreo. Kate realizó sus primeros estudios en el colegio Saint Andrew's, en Panbourne, y en el público Marlborough College, el mismo donde estudió el Príncipe Eugenie de York, primo de Guillermo. En aquella época, aunque se relacionaba con la aristocracia de su condado, no podía imaginar que encontraría a su príncipe azul años más tarde. Ocurrió mientras estudiaba segundo de Historia del Arte en la Universidad de Saint Andrews, donde también cursaba estudios Guillermo, que por aquel entonces tenía otra novia. Kate era sólo una más de la pandilla hasta las Navidades de 2003, fecha en la que un ejército de «paparazzi» hizo pública la recién estrenada relación. A partir de ese momento, los «flashes» no cesaron: durante sus escapadas a esquiar en Kloters (Suiza), en sus días de descanso en Balmoral, en la playa con amigos, de cacería... De hecho, es en Balmoral donde la pareja ha disfrutado de largas estancias junto al Príncipe de Gales y su esposa, Camilla Parker-Bowles, sobre todo antes de que Guillermo empezara su formación de 18 meses para convertirse en piloto de rescates. Sus frecuentes visitas a la residencia favorita de la Familia Real británica han hecho saltar en numerosas ocasiones la alarma de un inminente anuncio de compromiso, que esta vez, si nos atenemos a lo publicado por «Point de Vue», podría sorprender a los británicos en los próximos días. Hay más: la opinión pública inglesa jamás ha censurado, más bien lo contrario, que en realidad los novios utilicen Balmoral como nido de amor, ya que se alojan en una antigua vivienda de un guarda reformada, mientras que el Príncipe Carlos habita otra residencia. Y no sólo viven juntos de vacaciones, ya que, desde hace un par de años, el Heredero cedió a la pareja un apartamento en Clarence House, su residencia oficial londinense, algo de lo que pronto se hizo eco la Prensa sin que nadie en la Casa Real se preocupara por desmentirlo. Según Christopher Wilson, biógrafo de la realeza británica, «la pareja ha mantenido una larga y seria relación. Es como si ya fueran marido y mujer. Kate es más madura que Diana y llega al matrimonio sin las cargas emocionales que arrastraba ella. Además, está mucho más preparada que la fallecida princesa para asumir lo que le viene encima».Un ejemplo a seguirLa Soberana siempre ha deseado que su nuera trabaje antes de casarse con su nieto. Tanto, que fue ella quien le quitó de la cabeza la idea de convertirse en una empresaria «on line» y vender ropa y accesorios para bebé a través de internet. Kate siguió sus consejos sin desvincularse de la moda, su gran pasión, y logró su primer contrato como empleada de una importante cadena británica de ropa y accesorios de lujo para señora y niños por el que recibía 35.000 euros al año. Un salario que incluía ser presa fácil de los fotógrafos cada vez que la pillaban caminando por la calle o en el autobús, motivo por el que acabó dejándolo. La Reina Isabel está empeñada en convertirla en un ejemplo a seguir para los jóvenes británicos, de ahí que la anime constantemente a que apadrine alguna organización infantil o de defensa de los animales. Eso sí, tareas solidarias siempre muy diferentes a las que realizaba Diana para evitar las comparaciones. Según uno de sus profesores, Kate es «absolutamente brillante, así que no le debe resultar nada fácil no poseer un trabajo remunerado con el que sentirse útil». Los periodistas que cubren normalmente las noticias de la Familia Real británica aseguraban hace unas semanas que lo que debe hacer ahora es «esperar» hasta que su novio termine su formación en el ejército. Sin embargo, «Hello!» publica un reportaje que confirma su regreso a la empresa familiar, «Party Pieces»: «Trabaja a tiempo completo, de nueve a cinco de la tarde durante cinco días a la semana, tiene una nómina y piensa continuar», asegura una periodista de la publicación, que recoge declaraciones de sus amigos: «Es una chica joven a la que le gusta permanecer activa». La revista añade que Kate también está muy ilusionada con otro proyecto junto a Holly, la hija del magnate Richard Branson: la organización de un baile benéfico que se celebrará en Londres el mes que viene y cuyos fondos irán destinados a la Fundación Tom Ward del hospital infantil de Oxford. Diseñadora de cabeceraMiddleton no es en absoluto una «fashion victim», ni tampoco sigue las tendencias a rajatabla, pero ha logrado que las prendas que luce cada vez que ocupa una revista del corazón o minutos en la televisión se agoten en cuestión de días. Así ocurrió, por ejemplo, con el célebre (y barato) modelo de TopShop que vistió el día de su 25 cumpleaños, o con el bolso de Mulberry fucsia que llevó durante una de sus salidas nocturnas. La firma inglesa lo reeditó con otro nombre, Araline, y en varios colores, después de que arrasara en todos sus establecimientos. Para dar con el mejor «look», la joven cuenta con el asesoramiento profesional de la estilista Leesa Whisker, así como con el consejo de su madre y de su hermana Pippa, con quien también suele ir de compras. Además, según el dominical «Mail On Sunday», Middleton se ha convertido en «musa no oficial» de Daniella Issa, diseñadora brasileña que ha firmado muchos de los modelos que Kate ha lucido en los actos públicos, así como el vestido con el que asistió a la boda de Peter Phillips, primo de su novio. Ahora sólo falta saber si será ella quien diseñe su traje de novia. Si es que hay boda.
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