Irán

Victoria oficial de Ahmadineyad

La Comisión Electoral y la agencia estatal Irna declaran el triunfo rotundo del actual presidente de Irán | El candidato reformista no tendría opción a una segunda vuelta 

La apertura de los colegios da inicio a la jornada electoral en Irán
La apertura de los colegios da inicio a la jornada electoral en Iránlarazon

El Cairo- El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, logró una amplia victoria en los comicios presidenciales celebrados ayer, según los resultados parciales ofrecidos por el Ministerio de Interior. Al cierre de esta edición, Ahmadineyad mantenía la ventaja con el 61 por ciento de las papeletas escrutadas y habría obtenido el 66 por ciento de los votos, según la Comisión Electoral. Por su parte, el ex primer ministro Mirhossein Mousavi, de perfil moderado, lograría el 31 por ciento del respaldo. La agencia oficial de noticias Irna destacó también la «amplia» victoria del conservador en los comicios poco despues de que Musavi proclamara también su triunfo.

Durante la jornada electoral una marea humana inundó las calles iraníes. Las cifras oficiales contrastaban con el ambiente que se vivió durante el día, con una masiva afluencia de votantes partidarios de Musavi en Teherán y en las grandes ciudades. Según las primeras apreciaciones del Ministerio de Interior, el índice de participación había superado el 75 por ciento del electorado, cifra récord en Irán.

Desde primera hora de la mañana los votantes guardaron su turno en largas colas frente a la entrada de los colegios electorales. Nunca antes, desde el triunfo de la Revolución Islámica de 1979, ha habido una movilización tan grande del pueblo iraní. Un hecho sin precedentes que obligó a la Comisión Electoral a ampliar el horario hasta la noche para dar oportunidad a todos los que acudieron a votar. Y es que estos cruciales comicios presidenciales marcarán el rumbo que tomará el país. De la decisión de más de 46 millones de votantes dependerá que el régimen de los ayatolás siga representando una amenaza para Israel y Occidente, por sus ambiciones nucleares, o brinde la oportunidad de abrir una nueva era en las relaciones con la comunidad internacional.

Para la mayoría de los iraníes estas elecciones suponían un examen sobre la gestión económica y la agenda social islamista del presidente. Especialmente los jóvenes, que representan casi el 70% de la población, le dieron su apoyo al reformista por sus promesas para reavivar la economía, que sufre altas tasas de inflación y desempleo.

La jornada electoral transcurrió con relativa calma. El jefe del comité de supervisión de los sufragios de Musavi denunció a la agencia de noticias Irna que se estaba impidiendo el acceso de algunos de sus observadores a los colegios electorales.

También los simpatizantes del ex primer ministro se quejaron de que el servicio de mensajes de texto por teléfonos móviles sufrió interrupciones a lo largo de la jornada, lo que impidió coordinar la verificación de los centros de votación. Además, un grupo de desconocidos atacó con botes de humo una sede electoral del candidato reformista. A pesar de la confusión, no hubo heridos.

Musavi se proclama ganador y denuncia irregularidades
La noche electoral en Irán fue tensa y desembocó en una guerra de cifras, con el principal candidato de la oposición declarándose vencedor y los medios oficiales avanzando el triunfo rotundo del actual mandatario, Mahmud Ahmadineyad. Durante la tarde, y nada más cerrarse la urnas, el reformista Musavi se proclamó vencedor con el 65 por ciento de los votos, pese a que según sus informaciones se habrían cometido decenas de irregularidades. «La actitud de este gobierno fue muy mala, porque no supo aceptar el comportamiento de la gente que quería un cambio. Estoy seguro de que la persona que finalmente ganó estás elecciones fui yo. Lo hice con gran diferencia de votos sobre el segundo candidato», afirmó. Poco después, la agencia oficial de noticias local Irna afirmaba que Ahmadineyad había ganado con el 60 por ciento de los votos y en la calle, según la oposición, la Policía reprimía una manifestación en apoyo a Musavi y contra los resultados oficiales.