La ardilla por goleada

Director: Carlos Saldanha y Mike Thurmeier. Guión: Michael Berg, Peter Ackerman, Mike Reiss y Yoni Brenner. EE UU, 2009. Duración: 94 minutos. Animación. Los peligros de una franquicia diseñada con escuadra y cartabón son la previsibilidad y también la redundancia. A la saga de esta edad de hielo que cumple con ésta su tercera entrega en tres dimensiones, le ocurre que, vista una, vistas todas. A Carlos Saldanha y Chris Wedge se les podría criticar su conservadurismo, aunque, paradójicamente, lo mejor de «Ice Age 3: el origen de los dinosaurios» está en comprobar que la vis cómica de la ardilla Scrat, siempre en pos de una bellota que desea y no logra, está intacta. En efecto, los interludios sin palabras que están protagonizados por este personaje bastante secundario, que en este caso se mete en un lío que recuerda poderosamente a las aventuras de Pepe LaPeste, siguen siendo lo más ingenioso y creativo de la saga. Lo demás enfrenta a la pandilla de criaturas poco carismáticas de las dos anteriores capítulos a un mundo subterráneo donde la era de los dinosaurios vive en todo su esplendor. De esta visita guiada a un paraíso con peligros de tebeo –entre los que destaca el ataque de unas plantas carnívoras– brilla con luz propia su guía turístico, un personaje nuevo en esta plaza, la comadreja Buck, que tendrán la suerte de oír con la voz de Simon Pegg si no ven la película en tres dimensiones. En dicho personaje, que se erige en cicerone de un universo prefósil en el que el perezoso Sid está tremendamente obessionado con ser la madre de unos bebé-dinosaurio y la pareja de mamuts tienen un hijo que cuesta Dios y ayuda parir en condiciones, se concentran, al cabo, los únicos gestos que resultan sorpresi- vos en una película demasiado pendiente de su programático desarrollo, que elabora un mecánico discurso sobre la necesidad de la familia.