Lisboa
La calma invade a Gran Bretaña
Aumenta la presión contra Brown tras la dimisión del tercer ministro n Reino Unido afronta las elecciones europeas en medio de los escándalos de Westminster y la incertidumbre sobre el futuro del primer ministro
LONDRES- La calma duró hasta las diez de la noche, justo en el momento en el que se cerraron los colegios electorales. A lo largo de todo el día, Prensa y políticos firmaron un pacto de silencio en Reino Unido para no interferir en el voto de las elecciones europeas. Pero cuando se sellaron las urnas, los asuntos internos del Gobierno laborista volvieron a tomar el protagonismo. El titular de Trabajo y Pensiones, James Purnell, se convirtió anoche en el tercer ministro que presentaba la dimisión.
Ninguno que ayer depositó su voto en las islas tenía en mente el Tratado de Lisboa ni nada que se le pareciera. Todo el mundo era consciente de que lo que realmente está en juego en el país con estos comicios es el futuro de Gordon Brown. A los británicos les importa poco o nada los asuntos de la Eurocámara, pero en esta ocasión la cita se ha tomado como excusa perfecta para valorar la gestión de un primer ministro que parece estar abocado al fracaso.
En las 72 horas previas a los comicios, seis miembros del Ejecutivo –entre ellos dos ministras- presentaron su carta de renuncia en Downing Street. Purnell engrosó a última hora de ayer la lista dejando un mensaje bien claro al «premier»: «Debes hacer lo mismo por el bien el partido». Se trata del primer mensaje directo de un miembro del Gabinete y de la señal irrefutable que necesitaban los «rebeldes» para continuar con un plan que pretende deshacerse de Brown antes de agosto. Más de 50 diputados laboristas habrían firmado ya un complot para promover la transición que colocara otro líder en el número 10. El nombre que más suena como sustituto es el de Alan Jonhson, el ministro de Sanidad.
La revuelta interna, unida al escándalo que vive Westminster con la publicación de los gastos de los parlamentarios ha hecho que el laborismo caiga en picado. Los resultados de las europeas no se conocerán hasta el domingo, pero los últimos sondeos confirman el descalabro histórico.
Está previsto que los laboristas logren el 16% de los votos quedando en tercera posición con sólo un punto de ventaja respecto a los liberal demócratas. Los conservadores podrían llegar al 26%, pero el verdadero vencedor sería UKIP. El partido euroescéptico que pretende desvincularse de Europa ha sido sin duda el que mejor ha sabido aprovechar el mal ajeno y, según las encuestas, con el 18% de los votos quedaría en segunda posición demostrando a los líderes de las principales formaciones que el electorado ha perdido toda la confianza en ellos.
Comicios locales
A pesar de que las europeas juegan un papel determinante en la vida política del «premier», su sentencia de muerte podría quedar firmada hoy mismo con el resultado de las elecciones de 34 autoridades locales que ayer también quedaron a expensas de la decisión del ciudadano. Si los conservadores consiguen arrebatar al laborismo los últimos cuatro condados que todavía gobierna (Nottingham, Derby, Lancaster y Stafford), Brown tendría muy difícil salir adelante.
Los analistas no sabían ayer cómo podrían afectar los últimos acontecimientos a la participación en las urnas. En 2004, sólo un 38% del electorado británico se acercó hasta los colegios. Este año la horquilla se sitúa entre un 28 y un 50%. La Asociación de la Prensa se limitó ayer a decir que durante las dos primeras horas de la jornada, en Streatham, al sur de Londres solo habían votado 52 personas de los 2,255 electores inscritos, en otras palabras, menos del 2,5%.
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