Asturias

La crisis dispara las peticiones de pruebas de paternidad

La crisis dispara las peticiones de pruebas de paternidad
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Madrid- La mala marcha de la economía y el aumento de divorcios en España en los últimos años (130.000 en 2008) ha beneficiado a la floreciente industria de los análisis genéticos. Los laboratorios proliferan en España, la oferta crece y los precios bajan. «Por 390 euros y en tres días cualquiera puede saber con certeza si es el auténtico padre de sus hijos», asegura Rocío Arroyo, de Biopaternidad, sita en Tres Cantos (Madrid). Muchos de sus clientes son jóvenes con niños menores de cinco años, en proceso de divorcio y con pensión de manutención. Pero no es el único perfil de su usuario potencial. «Hay de todo, padres, madres, abuelos e incluso hijos que sospechan ser adoptados».

La demanda del test de ADN por correo crece como la espuma. «En el último año hemos pasado de atender una media de uno o dos análisis a la semana a más de cinco», detalla Arroyo. De ellos, un 25% «confirma las sospechas del solicitante». Es decir, una de cada cuatro personas que cree que su hijo o padre puede no ser biológicamente suyo está en lo cierto. Una vez despejada la duda, el siguiente paso es solicitar una segunda prueba, con validez legal, y presentarla en el juzgado de familia. Objetivo: no pagar más la pensión, recuperar lo abonado y, de paso, dejar en evidencia a la ex pareja ante el tribunal. El proceso es sencillo: basta solicitar el kit de recogida de muestras por teléfono o internet, seguir unas instrucciones, rellenar un formulario y devolverlo al laboratorio. Todo se hace desde casa, siempre y cuando no sea necesaria la convalidación forense.

En ese caso, los implicados han de acudir al laboratorio para garantizar la autenticidad del ADN. Una muestra de epitelio bucal -se obtiene frotando con bastoncillos el interior de los carrillos-, sustancia córnea -los restos de un corte de uñas- o cinco pelos con raíz -los cabellos o el vello cortados no sirven- son suficientes para realizar el test. El cliente recibe el informe confidencial con los resultados en un plazo de tres días, aunque existe un servicio exprés que permite salir de dudas en sólo veinticuatro horas. Otras empresas, como LabGenetics, con sede en San Sebastián de los Reyes (Madrid), ofrecen servicios de averiguación de paternidad con muestras obtenidas de una colilla, un chicle o un cepillo de dientes usado.

También existen tests prenatales -para los que se debe realizar una amniocentesis u otra prueba, en función de lo avanzado de la gestación- e incluso post mórtem, aunque un juez tiene que ordenar la exhumación del cadáver para obtener las muestras en este último caso. También crece la demanda de análisis de detección de semen, saliva o sangre en prendas por sospechas de infidelidad. «La sensibilidad de la prueba es muy alta, por lo que se precisa muy poca muestra», reza la publicidad de Biozell, un laboratorio de Gijón (Asturias) que ofrece un test seminal por 50 euros. Si el resultado es positivo, la muestra se puede comparar con saliva u otros fluidos para determinar si pertenecen al mismo individuo.