Londres
La crisis que «inventó» el PP ahoga a Zapatero
MADRID- Un año después de que José Luis Rodríguez Zapatero enfilase, el 11 de abril de 2008, su segunda legislatura al frente del Gobierno, el balance de esos 365 días se resume en una sola palabra, omnipresente en cualquier análisis que se precie: crisis. La recesión económica ha llevado al jefe del Ejecutivo por el camino de la amargura, hasta el punto de obligarle a remodelar su Gabinete días antes de soplar la vela de ese primer aniversario. En estos doce meses -marcados también por el polémico proyecto de ampliación del aborto y la dimisión de su ministro de Justicia- Zapatero sólo se ha dado un respiro en política internacional, al asegurarse una silla en la selecta cumbre del G-20 y reconducir su relación con EE UU. Un año de legislatura que se ha escrito con estos argumentos: ¿El «tsunami» de la crisis: la recesión económica (tantas veces negada) estaba desde luego en la agenda del nuevo Ejecutivo hace un año, pero la realidad ha superado sus previsiones. España entró oficialmente en recesión el pasado diciembre (con los números rojos del PIB) y las cifras del paro (3,6 millones hasta marzo) ensombrecen aún más el horizonte. El Gobierno prevé que 2009 eche el cierre con una tasa de desempleo del 15,9%, aunque las perspectivas más pesimistas sitúan esa cifra en el 18%. ¿La dimisión de Bermejo: era la crónica de un adiós anunciado, pero la renuncia del ministro de Justicia, acuciado por la primera huelga de jueces de la democracia, vino acompañada del peor escenario. Mariano Fernández Bermejo renunció al cargo tras destaparse que había participado en una cacería sin licencia con el juez Baltasar Garzón mientras éste investigaba el «caso Gürtel», la presunta trama de corrupción ligada al PP. ¿La polémica del aborto: la intención del Gobierno de ampliar la Ley del Aborto ha reabierto una controversia social adormecida durante años. El reforma ya no está en manos de Sanidad, sino del neófito Ministerio de Igualdad que dirige Bibiana Aído. ¿Memoria histórica: estos últimos doce meses han sido los de aplicación de la Ley de Memoria Histórica, una tarea que el propio Zapatero tildó de «compleja». Cuatro decretos que fijaban indemnizaciones y abrían la puerta a que los brigadistas adquirieran la nacionalidad española fueron la punta de lanza. Y en éstas llegó el juez Garzón y su empeño por liderar la apertura de fosas de la guerra civil, que no hizo sino acrecentar las protestas de quienes consideran que la norma no mide a todas las víctimas de la contienda por el mismo rasero. ¿Educación para la Ciudadanía: en otra polémica sonada, la llegada de la asignatura de Educación para la Ciudadanía a las aulas, el Gobierno se dio un respiro. El Tribunal Supremo negó el derecho a la objeción al considerar que la asignatura no vulnera el derecho a la libertad religiosa e ideológica. Eso sí, el Alto Tribunal advirtió que hay que estar vigilantes para que no se convierta en una forma de adoctrinamiento. ¿Presencia internacional: Zapatero ha tenido su principal desahogo fuera de nuestras fronteras. Contrarreloj, consiguió que Sarkozy nos cediera una silla en la cumbre del G-20 de Washington y ha repetido en la última reunión de Londres. Su entrevista con Obama, además, le permite encauzar sus maltrechas relaciones con EE UU, pese al sorpresivo anuncio de la retirada de Kosovo.
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