Internacional

La lección venezolana

La Razón
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Que Chávez quiere ser el sucesor de Castro, se palpa. Que trata de convertir Venezuela en otra Cuba, se ve. Que el modelo cubano no convence a la mayoría de los venezolanos, lo demuestra el rechazo de las enmiendas constitucionales propuestas por Chávez para meter al país en la senda del «socialismo real», como Fidel metió su isla al bajar de Sierra Maestra, tras prometer elecciones y democracia. «La mayor derrota de Chávez hasta ahora», coinciden los analistas, al tiempo que subrayan «la madurez» del pueblo, que pese a la enorme presión gubernamental, decidió votar contra un presidente elegido no ha mucho por mayoría aplastante. Que quiera convertirse en dictador por vida ha sido el argumento decisivo esta vez contra él, así como el tener a Cuba enfrente y ver que tras medio siglo de castrismo, faltan allí los artículos esenciales. Se dirá que Venezuela es distinta, pues tiene petróleo. También lo tenía la Unión Soviética y también tenía las mismas carencias. A estas alturas, sabemos que el «socialismo real» no funciona. En teoría, los bienes nacionales van al pueblo. En la práctica, quedan en manos de una élite política sin control, lo que genera corrupción e ineficacia superior a la del capitalismo. Eso no quiere decir que Venezuela no necesite reformas. El hecho de que casi la mitad de los venezolanos acepten esa hipotética redistribución de la riqueza advierte que muchos de ellos han perdido la fe en la democracia tal como se ha venido practicando en su país. Ha sido, por tanto, una advertencia para todos. Venezuela no puede volver a la vieja política, si no quiere que la demagogia se apodere del país. En cuanto a Chávez, ha sido su propio pueblo quien le ha bajado los humos. ¿Le escuchará? De entrada, parece que sí, pero conociendo su carácter y temperamento, lo vemos difícil. Posiblemente lo intente de otra forma, que puede ser más suave o más dura. El futuro nos lo dirá. En cualquier caso, los venezolanos nos dieron el domingo una lección a todos los hispanos, votando contra un presidente que había perdido el camino y recordándonos que cuando se pierde la libertad, se pierde todo.