Política Cultural
La ministra evita la caza de brujas en Cultura
González-Sinde pide tiempo. «Llevo sólo dos días», dice. Pero ayer, tras su primer acto oficial, otro apoyo tácito al mundo del cine, se supo que el director del Inaem seguirá. Cambia la política del celuloide pero no la de artes escénicas.
Recién incorporada al Ministerio de Cultura, Ángeles González-Sinde debutó ayer en la Plaza del Rey con su primer acto oficial. Lo hizo rodeada de expectación, ante numerosos periodistas y cámaras. La ocasión la aportó la firma de un acuerdo entre Cultura y la sociedad de garantía recíproca SGR Audiovisual. La cosa fue rápida: unas palabras del consejero delegado de la entidad, Miguel Ángel Benzal, y algunas de la nueva titular de la cartera ministerial. O, visto a vuelapluma, un millón más de euros, en forma de cobertura de costes de avales a empresarios, para dejar claro que el apoyo al cine no es de boquilla.Cumplido el trámite, llegó un improvisado turno de preguntas. Una de ellas fue «¿qué va a pasar con Marset?». La respuesta de González-Sinde parecía tener más de una lectura: «Con Marset nada, no va a pasar nada de momento. Tengo que despachar con él». Debieron de hacerlo pronto, porque la noticia saltaba a media tarde: el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música seguirá en su cargo. «La ministra le ha pedido que continúe», confirmaba una fuente oficial en nombre del renovado director.La decisión respalda una de las gestiones más discutidas del Ministerio desde que César Antonio Molina trajo a Marset en julio de 2007, en sustitución de José Antonio Campos Borrego, procedente del Ayuntamiento de Sevilla.Un magnífico directorEste primer año y medio de Marset en Madrid ha estado marcado por la implantación del Código de Buenas Prácticas –discutido a menudo en el fondo, también en la forma, como ocurrió con el nombramiento «a dedo» de Víctor Ullate en el Ballet Clásico que cofinancian el Ministerio y la Comunidad de Madrid– y el intento infructuoso de que el Inaem diera el paso a Agencia Estatal, una transformación estancada (actualmente el proceso está en manos de Administraciones Públicas). Aunque el capítulo más ruidoso de sus decisiones ha sido el relevo anunciado de buena parte de los directores de unidades de producción del Inaem de forma escalonada entre 2010 y 2011: José Antonio (Ballet Nacional), Luis Olmos (Teatro de la Zarzuela), Eduardo Vasco (Compañía Nacional de Teatro Clásico), Gerardo Vera (Centro Dramático Nacional), Josep Pons (Orquesta Nacional de España) y, sobre todo, por lo molesto que se ha mostrado en público, Nacho Duato (Compañía Naciona de Danza).Las primeras órdenes de González-Sinde, salvo el relevo en el ICAA, apuntan a que no habrá caza de brujas. A la continuidad de Marset en el Inaem, se suman la de Rogelio Blanco al frente de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, y la mano que tendió ayer la ministra a José Jiménez para que no abandone la nave de Bellas Artes y Bienes Culturales: «Continuará mientras él quiera, desde luego. Es un magnífico director», aseguró la ministra por la mañana, aunque Jiménez confirmó el domingo a LA RAZÓN que dejaría el Ministerio de Cultura a finales de 2009.Así las cosas, si antes de comer la ministra pedía paciencia –«llevo sólo dos días en el cargo y lo mejor es que sea responsable, me ponga al día en todos los asuntos y deje que sean los directores generales quienes me informen debidamente»– por la tarde buena parte de la política cultural de los próximos años estaba ya configurada por activa o pasiva.Internet, importantePor activa: el relevo de Fernando Lara al frente del ICAA, en la persona de Ignasi Guardans –también adelantada el lunes por este diario–. «Debemos esperar a que su nombramiento sea efectivo. Entonces ya responderá a todas las preguntas que queráis», pedía ayer la ministra. ¿Desatascará así el desarrollo de la Ley de Cine? O, pregunta textual, «¿habrá un giro de 180 grados en la gestión del cine?». González-Sinde fue lacónica: «No lo sé».Hubo, cómo no, dardos sobre internet, el sector que más la ha criticado desde que se conoció su nombramiento. El lunes, la Asociación de Internautas pedía su recusación por «posible incompatibilidad», esgrimiendo el artículo 4 de la Ley 5/2006 del 10 de abril sobre altos cargos de la Administración Pública. «Eso es algo que tendrán que estudiar los organismos competentes o los expertos en esa materia jurídica», respondía la aludida ayer.González-Sinde mantuvo también la línea de los últimos días en este terreno: acercar posturas con la comunidad de la arroba, que se lanzó a su garganta por las declaraciones del discurso de los premios Goya. «Que los internautas no tengan miedo: internet, desde luego, va a seguir siendo la herramienta prioritaria de difusión de la cultura y de comunicación de nuestros tiempos. El avance de internet es imparable». En cuanto la agenda del día, sepultado por las novedades, cabe resumir que SGR Audiovisual es una entidad creada en 2006 que desde entonces ha aprobado 41 41 millones en avales a proyectos audiovisuales, y se propone hacerlo ahora también con «otros sectores culturales». El acuerdo firmado ayer amplía la aportación de Cultura, hasta la fecha consistente en 4 millones de euros (la entidad de gestión de derechos Egeda ha aportado otros 4,5). El Ministerio suma ahora otro millón, que se dedicará a cubrir los costes de los avales solicitados por empresarios y productoras. El día dio más de sí con otra noticia «ministerial»: la creación del Premio Nacional de Periodismo Cultural.
Tres nombramientos muy personalesLos tres directores generales que permanecen en sus puestos tiene procedencias diversas, pero una nota común: son cargos de estrecha confianza. En el caso de Rogelio Blanco, designado director general del Libro, Archivos y Bibliotecas por Carmen Calvo en 2004, este leonés (Morriondo, 1953) es considerado un hombre cercano al presidente del Gobierno. Más curioso es el caso de Juan Carlos Marset (Albacete, 1963), fichado por César Antonio Molina para el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem) en julio de 2007. La proximidad al ministro saliente no ha afectado a este poeta (premio Adonais en 1989), editor de la revista «Sibila» y libretista de óperas. José Jiménez (Madrid, 1951) llegó en la misma fecha a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales. El propio Molina lo había colocado antes al frente del Instituo Cervantes de París.
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