Arganzuela
Las otras patrullas de Las Tablas
Un grupo de vecinos impidió la pasada madrugada que se cometiera un robo en una óptica / Increparon a los asaltantes desde las ventanas de sus casas e incluso les lanzaron objetos
Es Semana Santa y Las Tablas (distrito de Fuencarral-El Pardo, el más grande de Europa) vive su particular vía crucis. Los vecinos no pueden más con la oleada de robos, recrudecida en los últimos meses y cada vez más violenta. Hace una década, cuando la extensión de la ciudad todavía comenzaba a dar señales de vida, los robos en locales ya eran habituales, pero es que ahora son el pan nuestro de cada día. Un ejemplo es la óptica Ares, situada en la confluencia entre las calles Sierra de Atapuerca y Tierra de Melide. Fundada en abril de 2008, ha sufrido cuatro intentos de asalto en sólo un año. Dos de ellos con éxito, en uno de los cuales los ladrones incrustaron un camión contra la cristalera, llevándose luego 30.000 euros en gafas de sol. «Todo primeras marcas -explica el dueño- sabían lo que hacían». En el último intento, en la madrugada del miércoles, dos cosas salvaron al local: la reja de seguridad recién instalada y que los propios vecinos, indignados, salieron a las ventanas del edificio para increpar a los tres asaltantes e incluso arrojaron contra ellos algún objeto más o menos contundente. «Uno tiró un plato, tampoco a dar, sino para intentar disuadirlos», dice un vecino. Al final, lo consiguieron, y los ladrones se fueron en un vehículo que les esperaba en la calle quemando rueda. «La policía vino pronto, pero es que los ladrones saben que tienen un tiempo en el que operar, que en esos minutos no va a aparecer nadie», dice otro habitante del PAU. Normal, teniendo en cuenta que esta zona, que acumula ya 30.000 habitantes (sin contar los trabajadores de empresas de la zona, como Telefónica, que pueden añadir al menos otros 20.000), tiene una dotación policial escasa. Dos patrullas, una de ellas de paisano, que difícilmente pueden hacer frente a la oleada de asaltos. «El BBVA que hay cerca fue atracado el otro día, con gente dentro, un alunizaje en pleno día», enumera una mujer. «La tienda de buceo (señala a un local justo enfrente de la óptica) la asaltaron también hace poco, y a la vuelta de la esquina había una tienda de ropa para niños que según abrió fue atracada cinco veces seguidas y decidió cerrar; ahora es un Kebab. En las farmacias han llegado a entrar con machetes». Casi el cien por cien de los locales han sufrido algún robo o intento de robo, lo que unido a la falta de equipamientos básicas (no hay centro de salud) hace la situación francamente tensa. Hay quien aboga por las patrullas vecinales o por la violencia directa. «Aquí la única solución es dormir en tu negocio y si vienen, pum, pum, pum». Además, durante la misma madrugada, otro asalto muy similar pero con éxito tuvo lugar en Arganzuela, donde cuatro hombres rompieron a mazazos la luna de una tienda similar y se llevaron 5.000 euros en género.
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