Francia

Las recetas de Sarkozy

La Razón
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No deja de ser una paradoja que la mujer que acompaña sus pasos por el exterior con innegable expectación e interés sea la que de puertas adentro le haya robado una parte del crédito político con el que llegó al Elíseo. Sarkozy ha contaminado de cierta frivolidad su imagen de «hombre de Estado» desde que el amor le asoció a la atractiva Carla Bruni, cosa que, por otra parte, suscita no pocas envidias. Ello no es óbice para reconocer que el Sarkozy que conquistó la presidencia francesa con un discurso capaz de despertar la ilusión de una sociedad desencantada tras el «chiraquismo», sin renunciar a la firmeza y al compromiso, aún tiene mucho que enseñarle a su anfitrión en Madrid. Podría, por ejemplo, ofrecerle a Zapatero algunas recetas para taponar la hemorragia de parados y reconducir la situación hacia una tasa de desempleo como la de Francia que es la mitad de España, o para dinamizar el sector del automóvil, al borde del colapso en nuestro país, mientras en Francia se mantienen las ventas a pesar de la crisis. Incluso podría hablarle de una apuesta sin complejos para recuperar principios y valores que erróneamente proscribieron los herederos de mayo del 68 y de los que tan necesitada está también la sociedad española.