Historia
Las tímidas reformas del rey
Tras la muerte de su padre, Hasan II, Mohamed VI se comprometió a abrir el país a las reformas.
EL CAIRO- Tal día como hoy, hace diez años, el «príncipe de los pobres», Mohamed VI, fue coronado rey de Marruecos a la muerte de su padre, Hasan II. Con mentalidad aperturista, el monarca alauí enterró las políticas de su progenitor, y abrió el país a las reformas. Mohamed VI prometió al pueblo marroquí cambios en la vida política y económica que le valieron el favor de la mayoría de sus súbditos. Con sus incipientes reformas democráticas, el rey de Marruecos inyectó aire fresco al oxidado régimen de Hasan II. Mohamed VI acabó con la ostentación propia de la anterior etapa, aunque sigue figurando entre los monarcas más ricos del mundo, y se atrevió a hablar abiertamente de pobreza y democracia. En ese impulso reformista destacan iniciativas como la Instancia de Equidad y Reconciliación (IER), que abrió un proceso público sobre las torturas y desapariciones durante el reinado de su padre, o la reforma del Código de Familia, adoptado en 2004, que contribuyó a una mayor emancipación de la mujer. El nuevo código de la mujer ha convertido a Marruecos en un ejemplo de igualdad de género en el mundo árabe. Así, en las elecciones locales del pasado junio se reservó una cuota del 12% de los cargos municipales a las mujeres exclusivamente. Sin embargo, el pluralismo político sigue siendo aún un hueco a rellenar. Mohamed VI ha dejado clara su intención de no abrir el puño en la vida política al conservar sus prerrogativas de designar al primer ministro y a los llamados «ministros de soberanía» –Interior, Exterior, Defensa y Asuntos Islámicos– o al perpetuar la tradición del besamanos.El proyecto más ambicioso del monarca alauí es preservar al reino de la amenaza del islamismo radical. Para ello, el «comendador de los creyentes» (Amir al Mou'minin) puso en marcha dos reformas religiosas, en 2004 y 2008, para impedir el auge de los imanes integristas en las mezquitas. Marruecos pretende convertirse en el gran país del norte de África y no escatima en inversiones. En 2008, la UE le otorgó el estatuto avanzado de asociación, que le permite acceder al mercado único europeo, así como a programas y políticas comunitarias. En estos diez años de reinado de Mohamed VI se han puesto en marcha ambiciosos proyectos de infraestructuras. Las principales ciudades del país están ahora unidas por autopistas y la red alcanzará los 1.500 kilómetros en 2011, frente a los 100 existentes en 1999. Ya está en marcha un proyecto para que un tren de alta velocidad una Tánger y Casablanca y las dos principales urbes, esta última y Rabat, se están equipando con tranvías. Además, la mediterránea ciudad de Tánger aspira a convertirse en el puerto más grande de África con la ambiciosa obra de ingeniería Tánger Med. En la práctica, estas transformaciones no constituyen los grandes cambios que necesita el país. A pesar de los esfuerzos de las autoridades, la corrupción sigue siendo ampliamente practicada en todos los niveles y el analfabetismo alcanza al 40% de la población. La Asociación Marroquí de Derechos Humanos pone en duda la independencia de la Justicia y continúa denunciando la tortura y las detenciones arbitrarias. En cuanto a la libertad de expresión, aún se necesita una reforma profunda del código de prensa marroquí. Además, las desigualdades sociales llevan a muchos marroquíes a abandonar el país en busca de mejores oportunidades en Europa.
PerfilEl segundón que llegó a reinarMohamed Ben al Hasan fue el segundo de los cinco hijos que Hasan II tuvo con su segunda esposa, la bereber Lala Latifa Hamu, quien nunca tuvo dignidad real. El futuro Mohamed VI nació en el verano de 1963. Con sólo cuatro años comenzó su educación coránica en Palacio, pero en 1969 acudió al Colegio Real de Rabat –donde se imparte una formación occidental–. Fue a la Universidad Mohamed V y se licenció en Derecho en 1985. Poco se conocía sobre la vida privada del príncipe heredero. Tímido, discreto y serio–y gran aficionado a los deportes de velocidad como el automovilismo– se mantuvo en un segundo plano, aunque su padre le fue otorgando responsabilidades poco a poco. Pero no fue hasta la muerte de Hasan II cuando se pudo ver la verdadera personalidad de Mohamed VI, quien ha anunciado formalmente su boda, se ha dejado fotografiar con su esposa y hasta ha posado con su primer hijo en actitud cariñosa. Y, sin embargo, ha sabido mantener los rígidos protocolos de la dinastía alauí, fundada en 1664.
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