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Lo mejor de la campaña hablar con Pepe Blanco

La Razón
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No ha pensado ni un minuto en la posibilidad de perder las elecciones del 9 de marzo. Destila una seguridad en sí mismo que apabulla. No teme ni deja de responder una sola pregunta, ni siquiera hace ademán de mirar el reloj cuando la entrevista ha pasado ya de las dos horas. Sólo «Gertru», su álter ego, asoma el flequillo de su rizado pelo por la rendija de una puerta que entreabre disimuladamente. Él ni se inmuta. Sigue con un café cortado y un vaso de agua una conversación que comienza con los polémicos 400 euros y acaba con los debates entre Nixon y Kennedy. Es el presidente del Gobierno un hombre de trato fácil y extremadamente amable, incluso cuando clava en su interlocutor esa mirada azul que a veces hiela. El miércoles 30 de enero no fue el caso. Estaba relajado, uno cree que cómodo y hasta dispuesto a seguir más allá de lo que pudiera soportar cualquier lector entregado a estas páginas. Incluso, un día después, se presta a actualizar sus repuestas sobre la Iglesia después de que la Conferencia Episcopal Española haya pedido que no se vote al PSOE. No tiene intención de ir mucho más allá de lo que pueda servir de excusa para la confrontación con los obispos. Al acabar, nos acompaña hasta los jardines de La Moncloa y confiesa que lo que más le gusta de las campañas es hablar cada día con Pepe Blanco. Con LA RAZÓN había adquirido un compromiso personal, y lo ha cumplido.