Los Ángeles
Los Ángeles «caídos» del Infierno
Uno de los detenidos en la operación fue condenado por el crimen de un seguidor del Espanyol en 1991.
Madrid/Barcelona- La Guardia Civil los califica como «peligrosos», poseedores de una estructura paramilitar que los conecta con otros grupos europeos y con miembros de ideología racista. Poseen armas de fuego, algunos integrantes trafican con droga, otros practican la extorsión y, en algunos casos, se les ha acusado de robo con violencia. Éste es el retrato que la Benemérita hace de la «sucursal» española de la banda de motoristas de los Ángeles del Infierno, que tiene su origen en EE UU pero que cuenta con arraigo en nuestro país. Las autoridades han dado el tercer golpe a la banda en trece años. La «Operación Valkiria y Grigori», que ayer continuaba abierta, se ha saldado con 22 detenidos en Barcelona, Madrid, Málaga, Las Palmas, Valencia, Alicante y Murcia.Los cargos a los que se enfrentan son tenencia ilícita de armas, tráfico de drogas, asociación ilícita, extorsión y delitos conexos. Así lo demuestran los registros realizados de este nuevo golpe, emprendido en 2007 por la Guardia Civil y los Mossos d'Esquadra: armas y munición de guerra, chalecos antibalas, un kilo de cocaína, 200.000 euros en efectivo y objetos y libros de simbología neonazi. De hecho, uno de los detenidos intentó utilizar un arma de fuego contra los agentes del dispositivo. Otro de los «ángeles», también miembro de los «boixos noix» del F. C. Barcelona, fue condenado por el asesinato de un seguidor del Espanyol en 1991. De los 22 detenidos, quince residen en Cataluña. Los Mossos practicaron registros en domicilios de Barcelona, Badalona, Sant Adrià del Besòs, Hospitalet de Llobregat, Mataró, Tarrasa, Rubí, San Cugat y Villafranca del Penedés, todas ellas en la provincia de la capital catalana. En Barcelona ciudad se registraron tres locales de la banda, uno de ellos un cibercafé. En una de estas sedes, los Mossos y los Bomberos forzaron durante tres horas una caja fuerte con ocho cerraduras, de la que requisaron diverso material. También se realizó un registro en el bar de motoristas «The other place, Amsterdam». Los vecinos se habían quejado anteriormente del local, por su «música estridente» y su «humo».
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