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Los caballeros toman Washington

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Ya en el en el siglo XIII había armaduras de mallas con protecciones. Pero fue el padre de Felipe el Hermoso (1478-1506), el Emperador Maximiliano I (1459-1519), el que supo ver que eran un perfecto instrumento para representar el esplendor de un emperador. La exposición «El arte del poder: armaduras y retratos de la España Imperial», que ha llevado la Seacex a la National Gallery of Art de Washington, hace un recorrido parelo del reinado de los monarcas a través de las armaduras que llevaron en sus batallas y los retratos que han servido para conocer la historia europea durante años. La muestra, que se inaugura el próximo 28 de junio, y fue presentada ayer, se podrá visitar hasta el 1 de noviembre. Entre el siglo XV y XVIII, dichas armaduras se utilizaron para cultivar la imagen del poder real y se convirtieron en piezas más importantes que los cuadros valiosos de la época. Como la alta costura El comisario de la muestra, Álvaro Soler del Campo, conservador jefe de la Real Armería de Madrid (perteneciente a Patrimonio Nacional), explicó a LA RAZÓN que «eran la alta costura de la época. Había que invertir entre ocho meses y dos años para realizarlas. Según el Archivo General de Simancas, a Tiziano se le pagaba por un cuadro 400 ducados, mientras que al armador, hasta 3.000», matizó el experto. En la misma exposición se pueden ver las armaduras que pertenecieron, hace cientos de años, a Maximiliano I, Carlos V (1500-1558), Felipe II (1527-1598), Felipe III (1568-1621) y Felipe IV (1605-1665), junto con tapices y retratos pintados por Alonso Sánchez Coello, Anthonis Mor, Diego Velázquez, Rubens o Anthony Van Dyck. La muestra incluye 12 armaduras completas, cascos, escudos y algunas piezas ecuestres utilizadas en el campo de batalla y en juegos caballerescos, como justas y gestas. También cuenta con unos 20 retratos y tres grandes tapices. La muestra, que se ha distribuido en ocho salas, abre con una celada con barbote del emperador Carlos V. Obra del milanés Filippo Negroli, estuvo considerado como la figura más destacada del siglo XVI por la alta calidad artística y técnica de su obra, a la vez que por su interpretación de la Antigüedad clásica. La moda de la decoración En la segunda sala destaca el Arco Triunfal de Maximiliano I, realizado por Alberto Durero en papel. Elegido Rey de los Romanos, Maximiliano I fue el que estableció la primera decoración de las citadas armaduras, a la vez que su lenguaje simbólico, que también continuaron sus sucesores Felipe el Hermoso, el Emperador Carlos V y Felipe II. Destaca asimismo la barda con la que Maximiliano I guarnecía el cuerpo de su caballo, que es un claro ejemplo de armadura de parada y una de las más bellas que se ha conservado gracias a su soberbia decoración. Entre los retratos, destaca el anónimo de Carlos V armado y con espada en alto y el firmado por Juan Pantoja de la Cruz del mismo monarca y el ecuestre de Felipe II de Rubens.

Por voluntad de los reyesLa creación de la Real Armería como colección con sede permanente se debe al rey Felipe II. En su testamento de 1594 dispuso que debía ser transmitida a sus descendientes sin que se pudiera separar tras su fallecimiento. Parece que la voluntad de que permaneciese unida se debe a su padre Carlos V. En la misma se custodiaban algunas de las armerías de su abuelo, Felipe I de Castilla, y sus bisabuelos, el emperador Maximiliano I de Austria y los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Las disposiciones de Felipe fueron respetadas por sus descendientes. De esta manera, ha sido posible que la colección aumentara durante la historia con aportaciones de los sucesivos reinados hasta la actualidad, en la que se custodian las armas personales de los Reyes de España y otros trofeos militares y regalos diplomáticos y de familia.