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Los hoteleros alertan de que el turismo peligra si no mejoran las infraestructuras

Los hoteleros de Barcelona piden más seguridad e iluminación para «no matar la gallina de los huevos de oro». solucionan

La Razón
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barcelona- Los hoteleros de Barcelona deberían de estar contentos a juzgar por el número de visitantes que se han alojado en los hoteles de la ciudad durante 2007: 14 millones. La tasa de ocupación media se situó en un 77 por ciento, 1,57 puntos más respecto al año anterior. Y eso, a pesar de que la oferta hotelera creció un 6,8 por ciento, se abrieron 19 hoteles nuevos y se estrenaron 1.527 habitaciones. Deberían de estar contentos, pero no lo están. El presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, se mostró ayer preocupado por cómo están las cosas en la ciudad. «Falta seguridad, iluminación e infraestructuras», protestó.
Motor económico
Clos aprovechó la presentación del balance del año 2007 para exigir a los políticos que muevan ficha ya. Tras recordarles que el sector hotelero es uno de los motores económicos de la ciudad –representa el entre un 12 y un 14 por ciento del PIB– les invitó a hacer una reflexión. Les urgió a solucionar temas como la falta de iluminación, la inseguridad y el déficit de infraestructuras que padece la ciudad, porque si no, «nos arriesgamos a matar la gallina de los huevos de oro».
Para quienes no recuerdan la fábula, «érase una vez una gallina que ponía cada día un huevo de oro. Su dueño, aún con tanta ganancia, quería más. La mató para abrirle el vientre, pero muerta la gallina se acabó el oro». Clos indicó a la clase política que tomara nota de la moraleja de que «por abuso o descuido se puede perder una fuente segura de riqueza».
Empezó quejándose de la falta de iluminación que Barcelona tiene de noche. «De noche, Barcelona parece una ciudad de la posguerra, oscura, en la que no apetece pasear», protestó. Clos lamentó que «por voluntad de unos pocos políticos, tengamos una ciudad oscura, donde ni siquiera se iluminen los edificios más emblemáticos». «¿Nos interesa ser la ciudad más oscura de Europa?», se preguntó, antes de apostar por encontrar un término medio. Clos advirtió también de que Madrid se ha convertido en una «seria» competidora para Barcelona. «Madrid nunca había sido competencia para Barcelona. La primera era una ciudad clásica y la segunda una ciudad cosmopolita y moderna. Pero ahora, Madrid emana moda, además de tener nuevos locales, su oferta teatral es muy rica, de noche la Gran Via parece Broadway y los edificios más emblemáticos están iluminados», dijo con envidia sana.
Clos avisó también de que Madrid «nos lleva ventaja en el terreno de haber declarado el centro de la ciudad zona turística». Esta categoría le permite abrir los comercios los domingos y festivos. «Hace años que el Gremio de Hoteles de Barcelona reclamamos para el centro de nuestra ciudad, pero las administraciones hacen oídos sordos», lamentó. Clos siguió con su lista de quejas, protestando por que los hoteleros hace dos años que reclaman que se construyan las infraestructuras necesarias para hacer frente a un período de sequía, pero, «por lo visto, ninguna de las administraciones ha tomado medidas».
El presidente de los hoteleros denunció que el apagón que la ciudad sufrió en agosto supuso un «descrédito impensable» a nivel internacional. Lamentó que otros ciudades se sirvan del déficit de infraestructuras que padece la ciudad para competir por eventos internacionales. Por eso, no dudó en exigir soluciones. Entre otras cosas, reclamó un aeropuerto más competente. También pidió más seguridad, pues cada vez «más clientes se nos quejan de que les han robado».
Pese a esto, al gremio se le presenta un buen año. En 2007, la media de ocupación fue de un 77 por ciento, la mejor desde 1992. Junio fue el mejor mes. Logró un 85 por ciento de ocupación, coincidiendo con el Salón del Automóvil y el Sónar. La ciudad ofrece 28.502 habitaciones, pero este año se abrirán once nuevos hoteles y en 2009, once más. El precio de las habitaciones ha subido nueve euros, hasta los 119 de media. El lujo gana al turismo de chancla, seis de cada diez hoteles son de 4 ó 5 estrellas.