Murcia
«Los padres deben saber que ahora se les condena por los actos de sus hijos»
MADRID- –Haga un balance de estos más de siete años de Ley del Menor.
–Se aprobó en 2000 por unanimidad, se vieron sus fallos y se introdujeron reformas de endurecimiento que han dado mayor protagonismo a las víctimas. Para mí, el balance es moderadamente positivo, pero aún hay que darle tiempo.
–Muchos se quejan de que menores homicidas pasan poco tiempo internados, como los casos del niño de la katana o los asesinos de Sandra Palo. Incluso hace poco se ha detenido a un niño de 14 años acusado de matar a su madre...
–El chico de Murcia estuvo siete años encerrado y ahora tiene cinco en libertad vigilada. Si a alguien le parece poco, que vea cuántos años ha estado De Juana Chaos, que mató a 25, incluidas niñas pequeñas. Si ningún adulto pasa 20 años en prisión, ¿por qué hay que ser más duros con los menores? Los Albertos se llevan 1.000 millones y están en la calle tranquilamente.
–¿Son laxas nuestras leyes comparadas con nuestro entorno?
–No sé si nuestras leyes son blandas respecto a Europa, pero es lo que hay. No se pueden llenar las cárceles ilimitadamente. Tenemos una población reclusa de 66.000 presos y se tarda sólo mes y medio en llenar una cárcel nueva. Y eso que no han empezado a entrar los que han cometido delitos de tráfico.
–¿Qué opina sobre la rebaja de la edad penal que propone Rajoy?
–Creo que habría que dejarla como está, apostar por su aplicación y ver el balance con perspectiva. En lo de imputar a niños de 12 y 13 años que ha propuesto Rajoy no estoy de acuerdo. Creo que a esa edad no conviene internarlos, sino trabajar con ellos y con sus familias. Otra cosa son los mayores que usan a menores para cometer delitos, a por esos sí que hay que ir con toda la dureza de la ley.
–¿Qué está pasando en España con el clima de violencia juvenil que se respira?
– Es verdad que hay cierto recrudecimiento, que yo achaco a una falta de valores en la familia y en las televisiones, que lo invaden todo.
–Es precisamente su discurso en las jornadas de la Confederación de Padres de Alumnos (Cofapa) en las que participa.
–La idea que quiero transmitir es el gran daño que algunos medios, sobre todo la televisión, están haciendo a la juventud, dándoles una sensación ante los delitos de que no pasa nada, que no hay consecuencias. También se saltan el horario de protección infantil y no se ponen de acuerdo sobre los contenidos «prohibidos». Lo que prima es el dinero.
–¿Y a nivel del núcleo familiar?
–Hay padres que no son conscientes de los instrumentos que ponen en manos de sus hijos, muchas veces sin control alguno. Móviles, internet... son herramientas que, por culpa de algunas «moditas» pueden crear un clima de violencia juvenil que se extiende por la magnificación de los medios. Sin embargo, los padres deben saber que ahora se les condena a ellos subsidiariamente al mismo tiempo que se juzga a sus hijos por lo penal. Dictamos sentencias de indemnización muy gordas; tanto, que pueden arruinarles si no controlan a sus hijos.
–¿Qué resultados está dando?
–Muy buenos. Lo hemos visto con la «kale borroka». En cuanto los padres se vieron obligados a pagar los destrozos que cometían sus hijos, la violencia disminuyó hasta casi desaparecer.
–¿Qué otras alternativas hay?
–Cuando los delitos no son graves, se pueden dictar condenas de servicio social alternativas al internamiento en un centro de menores, para las que, además, hay muchas posibilidades. Yo mismo tengo a unos 85 privados de libertad y casi a 800 con medidas alternativas, siempre en libertad vigilada, trabajando o estudiando.
–Póngame un ejemplo.
–He condenado a cuatro chavales que humillaron a una chica disminuida psíquica a servir 130 horas en comedores de minusválidos y luego tienen que presentar un trabajo escrito.
–¿Qué pasa si incumplen la condena?
–Rara vez pasa, pero en ese caso se les interna de seis meses a un año. Ninguno quiere, pero a veces no queda más remedio.
–¿Qué opinión le merece Educación para la Ciudadanía?
–Yo tengo hijos de 16 a 22 años y no les va a tocar. Lo que me preocupa no es la asignatura en sí, sino quién la da y cómo, con qué finalidad. La formación moral es algo que pertenece al ámbito de la familia y que se presta a la manipulación. Una materia así me recuerda a Formación del Espíritu Nacional. Creo que un fallo fue transferir la educación a las comunidades autónomas.
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