Comunidad de Madrid
Los porteros tienen otra oportunidad
MADRID- Nueva oportunidad para los porteros que suspendieron el primer examen para lograr su carnet de controlador de acceso. En las facultades de Medicina y Farmacia de la Universidad Complutense de la Ciudad Universitaria de Madrid se realizó ayer la segunda convocatoria para lograr la acreditación oficial que, desde el pasado 5 de abril, se exige a todos los que quieran ser porteros de locales de ocio.
Tras la primera convocatoria de marzo, en la que hubo más de 900 suspensos de más de 2.500 aspirantes, y debido a la escasez de aprobados en comparación con el número de profesionales requeridos por los establecimientos de ocio nocturno de la región –calculan que necesitan unos 10.000 controladores–, la Comunidad de Madrid se comprometió a realizar varias pruebas al año para completar el cupo.
Así, ayer se celebró el segundo examen para el que pagaron 60 euros de tasas 2.257 personas. A las once de la mañana comenzaron las pruebas que consistieron en 50 preguntas de conocimientos teóricos –Constitución, Código Penal, atribuciones de los porteros, etc– y otras 145 del test psicotécnico. En la primera convocatoria, tan sólo un 10 por ciento de los que se presentaron fallaron en la primera parte, mientras que la gran mayoría suspendieron la prueba que mide las aptitudes psicológicas para controlar la entrada a un local.
Este examen se instauró tras el clamor popular ante la muerte del joven Álvaro Ussía frente a la discoteca Balcón de Rosales, a manos de cuatro porteros del establecimiento, el pasado mes de noviembre. Entonces, el Gobierno regional decidió endurecer la normativa para estos profesionales e imponerles un carnet de actividad que, por un lado, les identificase ante las fuerzas de seguridad y, por otro, les obligase a estar preparados tanto teórica –para saber cuáles son sus limitaciones de actuación– como psicológicamente, para realizar su trabajo.
Más mujeres
A la Ciudad Universitaria acudió un rosario de cuerpos trabajados en el gimnasio y decorados con ostentosos tatuajes –e incluso alguna esvástica y cabezas rapadas–. Había 1.500 españoles y 900 extranjeros y, entre todos, un centenar de mujeres, presencia que llamó la atención puesto que fueron muchas menos las que se atrevieron la primera vez.
«Doy clase de defensa personal y una alumna, que trabaja en la puerta de una discoteca, me ha animado y como el trabajo está tan mal mejor tener el carnet por si acaso», comentaba Cristina, a la salida del examen. Lo mismo opinaba Paloma que, aunque ahora trabaja de camarera, busca alguna otra opción. «Me han dicho que algunos locales prefieren chicas en la puerta», explicaba.
Según los datos de la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior, del total de aspirantes que han optado a esta segunda prueba, tan sólo unos 650 repiten tras haber fallado. Asimismo, entre los que terminaban el examen, e incluso, entre los que no habían podido acceder por diversas circunstancias, ya se comentaba que se prepara una tercera convocatoria para el mes de octubre.
Ese era el caso de Luciano, un rumano que no había podido entrar al examen porque no tenía el papel original del certificado de residencia. «La primera vez no pude entrar porque trabajaba de vigilante nocturno y hoy por la burocracia, pero me voy a presentar en octubre –afirmaba– porque el carnet también sirve para acceso de ferias o conciertos».
Aprobados sin carnet
También se daba la circunstancia de que varios de los que repetían el examen lo hacían no haber podido recoger a tiempo su carnet, aprobado en la primera convocatoria. «Fui una hora más tarde el último día y me dijeron que no me lo daban así que he presentado un recurso», contaba José Raúl, que no ha podido repetir porque llegó también con retraso a la facultad.
«Ciento veinte euros tirados a la basura», se lamentaba. Marcelo también aprobó pero no sólo no pudo recoger su acreditación, «ampliaron el plazo un día y no me enteré así que perdí el examen y el día», explicaba tras repetir la prueba.
Aunque la gran mayoría se presentaba por primera vez por unas u otras circunstancias. «La primera vez no me enteré y, además, no me lo pedían en el trabajo. Ahora ya me lo exigen asi que me puse a estudiar y a ver si lo consigo», señalaba Pablo.
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