Antonio Burgos

Lydia Bosch demostrará que necesita 21000 euros al mes de pensión

La Razón
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No sé si saldremos vivos del sainete interminable de Belén Esteban y del culebrón que protagonizan Lydia Bosch y su esposo Alberto Martín. Tiene todos los momentazos de los grandes folletines iberoamericanos, en los que Víctor Sandoval es un experto ahora que, por fin, ha encontrado trabajo en Miami.Volviendo al caso de la actriz, la gente se pregunta cómo es posible que, nada más acabar el encontronazo judicial, cantara victoria la abogada de la intérprete, que no dejó la profesión obligada por su marido, sino por sus ansias de crecer socialmente en un ambiente casi aristocrático, aunque su círculo se reduce a Paloma Cuevas, Genoveva Casanova, Patricia Cerezo y Carolina Adriana Herrera, todas mujeres del mismo corte, ya me dirán. «¡Nos han concedido la custodia de los pequeños!», exultaba la letrada de Lydia faltando a la verdad. De momento, no hay sentencia, pero las dos partes estaban eufóricas y la actriz se echó lloriqueando en brazos de más de una periodista para solicitarle «apoyo y protección», como semanas antes había hecho, casi clamando y gimiendo, para ablandar a Susanna Griso, Ana Rosa Quintana o Concha García Campoy. Demanda solidaridad de género, qué no sabrá ella.Alberto también salió muy animado, porque puede pernoctar en el domicilio familiar, aunque él no lo desee. Teme que Lydia aproveche cualquier cosa para desvirtuar los hechos. Sorprendió que ella pretendiera añadir en el juicio el reportaje del escándalo como nueva acusación. Incluso asombró al juez, que no entendía nada. Ella, por lo que pueda pasar, quiere aportar una documentación que demuestra que al mes necesita 21.000 euros de pensión, aunque en este primer «match», más reivindicativo de dinero que de afectos, el juez haya fijado sólo 2.000 mensuales para cada niño. Los recuerdos de CurroLa pareja seguirá disfrutando de la casa, valorada en tres millones de euros, «como usufructo de sus hijos». La cosa parece bastante clara y orienta hacia dónde puede ir la sentencia. Lydia acudió acompañada por Patricia, esposa de Ramón García, en el aprieto de no abandonar a su amiga, y de un Iñaki Miramón pillado al vuelo, porque es con el único ex que mantiene una amistad. Ni Tony Cantó, ni Giménez Rico, y menos aún Micky Molina, quieren saber de ella.Por otra parte, Esperanza Aguirre ha inaugurado una exposición sobre Curro Romero. Mientras en Las Ventas aún se comentaba la hazaña de Morante, el de Camas festejó ese medio siglo desde su alternativa madrileña. Sigue como un chaval, pero fue achuchado hasta que casi se desmayó. José Antonio Angulo le apartó del entusiasmo popular con el apoyo de Tico Medina. Asistieron Maleni Aparicio, su hijo Julio y los niños de Carmen Tello. Se quedaron pasmados con los recuerdos del maestro. Exhibe su dominó, juego en el que es un hacha. Aguirre lució un traje fruncido en la cintura para señalar su tipazo. Conchín, la hija de Curro y Márquez Piquer, se extasió ante el fundón para estoques y los capotes de paseo. Lo mismo remarcaban Carlos Abella y Antonio Burgos con «su» Isabel. Un faenón.