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Manual de buenas prácticas: La regla de las 3 R

Manual de buenas prácticas: La regla de las 3 R larazon


La recogida y posterior gestión de residuos es uno de los principales problemas medioambientales que preocupa a la sociedad actual. El origen de la mayor parte de estos residuos es doméstico, en concreto, cada español genera kilo y medio de basura al día, por lo que nos encontramos ante un problema de todos en el que la colaboración ciudadana es imprescindible para que pueda solucionarse.

La principal medidas que podemos tomar para acabar con este problema es cumplir la regla de las 3 R: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Reducir la generación de residuos, ya que el residuo que menos contamina es aquel que no se genera. Esto lo podemos conseguir, por ejemplo, llevando nuestras propias bolsas a los supermercados.

Reutilizaremos de nuevo productos que consideramos que ya no sirven pero pueden tener otra función, como hacer trapos para limpiar de la ropa que ya no utilizamos, o usar de nuevo botellas de plástico.

El reciclaje, por su parte, consiste volver a dar uso a aquellos productos que ya hemos utilizado y no tienen valor para nosotros pero contienen materiales valiosos que pueden ser recuperados y reciclados.

El reciclaje nos permite ahorrar materias primas, ya que materiales como el papel, cartón, vidrio, plástico y metal pueden reutilizarse una y otra vez ayudando a la conservación del medio ambiente si utilizamos correctamente los contenedores.

Por ejemplo, el papel y el cartón, que se pueden obtener triturando y procesando la madera o reciclando papel ya elaborado, los podemos depositar en los contenedores azules para que sean reciclados y beneficiemos, así, al medio ambiente.
Reciclar este material es importante porque por cada 700 kilogramo de papel y cartón que reciclamos ahorramos un espacio equivalente a un automóvil en los vertederos, además de evitar la tala de miles de árboles. También ahorramos agua y energía, ya que gastamos 100 veces menos de agua para reciclar el papel que para fabricarlo, y se consume un 70 por ciento menos de energía. A partir del material recuperado se producen nuevas cajas, papel de embalaje, material de papelería, y periódicos, entre otros productos, de muy buena calidad.

El vidrio, por su parte, se puede reciclar al 100 por ciento si lo depositamos en los contenedores verdes. Al reciclar este material ahorramos energía, reducimos la necesidad de nuevas materias primas y reducimos la cantidad de residuos en vertederos. El vidrio recuperado de los iglúes verdes se trata en plantas donde limpian y trituran mecánicamente el material hasta formar el calcín que dará lugar a nuevos envases y recipientes con las mismas cualidades y características que los vidrios nuevos.

Otros contenedores que encontramos en nuestras poblaciones son los amarillos, donde podemos depositar los envases de plástico, los envases metálicos y briks.
El plástico representa el 11 por ciento de los residuos de nuestras bolsas de basura y además de ser un material altamente contaminante, su biodegradación es muy complicada y tarda muchos años en desaparecer, por lo que es imprescindible reutilizar y reciclar este material.
El metal es otro material idóneo para ser reutilizado porque es resistente y lavable, pero su reciclaje también es fundamental, porque reciclando una lata de aluminio se ahorra energía suficiente para hacer funcionar un televisor durante tres horas y media.

En cualquier caso, en los Ecoparc resolverán cualquier duda sobre cómo reciclar un producto concreto.