Ferias taurinas
Miguel Ángel Perera: «A Madrid no la cambias por nada»
El año pasado se alzó, junto con José Tomás, triunfador de la temporada de la plaza de toros de Las Ventas. Las gestas le avalan. Dos puertas grandes, una no consumada al cambiarla por la de la enfermería y dos cornadas graves así lo demuestran. Mucha literatura en su paso por la Monumental.
Miguel Ángel Perera llegó a Madrid el año pasado quizá el día más complicado de toda la temporada. La jornada después de que el huracán José Tomás se entretuviera en cortar tres orejas. La tarde pesaba como una losa. Remontó el ambiente, del hielo se pasó a la pasión, y el extremeño abandonó el coso a hombros por la puerta grande. Meses después, en el ocaso de la temporada, habría lugar para la gesta. El 3 de octubre, encerrona en Madrid, tarde fría, que le costó dos cornadas, una de ellas muy grave, y tres orejas. De todo ello, habla el torero pocos días antes de volver a la plaza de Las Ventas.
El 6 de junio. Día después del triunfo de José Tomás «Fue una tarde de mucho estrés. El día anterior José Tomás hizo cosas muy importantes y en mi día la gente tenía muchas ganas de ver torear, pero iba a la plaza con una losa que era difícil de superar. Fue una tarde muy rotunda. Vi a Madrid entera en pie y ver cómo uno es capaz con su espada y su muleta de dar la vuelta a todo, es lo más grande del toreo». Puerta grande«Cuando salen las cosas bien en Madrid uno no se cambia por nada ni por nadie. Ni por ningún momento ni por ninguna plaza, por muy toreras que puedan ser otras. Tener la aprobación de esta afición es muy importante. Salir a hombros es indescriptible». La encerrona en Madrid. El 3 de octubre. «Era una tarde con mucha responsabilidad, aunque llegaba confiado en mis posibilidades por la temporada que había hecho. No tenía necesidad de hacer una apuesta tan fuerte, pero no rehuí el compromiso».El clima«En los días anteriores hizo buen tiempo, sin viento y en el mío, bajó la temperatura, hizo frío... Son factores externo, pero que influyen mucho en la gente». Obsesión«Lo que yo llevaba en mi cabeza, mi intención es que la tarde no me pudiera, que yo fuera el dueño de la situación. Y no me lo puso fácil. Salió el primer toro y para atrás. En el segundo tampoco rompe la cosa. Cuando salgo de la enfermería en el tercero, después de la cornada y la operación, es cuando el ambiente empieza a cambiar». Cornada grave en el 5º«El impacto fue muy seco y sabía cuando cogí la muleta que era arriesgado lo que iba a hacer, pero lo hice conscientemente. No es que me pusiera para que me cogiera, pero sabía que me iba a pasar cerca y que si obedecía iba a ser en el último toque. La cogida fue fuerte y el dolor muy intenso, casi no podía andar. Pero ahí tiré de amor propio y sentí alivio al coger la espada». Camino de la enfermería«Estaba contrariado, porque iba a matar seis toros y sólo había podido matar cinco. Pero, por otro lado, estaba roto de satisfacción, de felicidad y de orgullo al ser consciente de que había superado muchas cosas. Había aguantado muchas adversidades y mi propio dolor, eso era algo muy importante para mí». Meses de recuperación. «Ha sido a veces desesperante. No era doloroso, porque la historia no era tener fiebre y estar en la cama, pero tenía un agujero que no se cerraba por los vasos linfáticos. Y ese problema fue dando la cara con el tiempo». El regreso «Yo mismo me pregunto cómo me van a esperar. No lo sé. Tengo claro cómo voy a ir yo. Lo otro, veremos...».
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